Talismanes y supercherías
Lunes 12 de agosto de 2024
Aquí una muestra de las páginas sobre el «Talismán de Saturno», en la obra olvidada, Historia y práctica de la magia, publicada por primera vez en Francia en 1870 por el experto en ocultismo, Jean-Baptiste Pitois.
Este símbolo también fue conocido como el «Sello de Salomón», ahora popularizado como la «Estrella de David» con la bandera del estado moderno de Israel, símbolo del sionismo. Pero en realidad, no es más que un símbolo de culto a Saturno.
Les traduzco un fragmento de lo que dice el libro:
– «Para fabricar el talismán de Saturno, se debe obtener una placa de plomo muy puro, cortada en forma de círculo del tamaño de una medalla ordinaria y pulida con suavidad por las dos caras. En la primera cara está grabada con un diamante la imagen de una guadaña, encerrada en un pentagrama o una estrella de cinco puntas. En la otra cara está grabada una cabeza de toro encerrada en una estrella de seis puntas y rodeada de letras que forman el nombre Rempha, el genio planetario de Saturno según el alfabeto de los Magos».
¿Dónde se menciona la tal estrella de seis puntas de «Rempha»? En Hechos 7:43:
– «Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloch, y la estrella de vuestro dios Renfán, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportaré, pues, más allá de Babilonia».
Que por supuesto, es el santo Esteban citando al antiguo profeta Amós:
– «¿Me ofrecisteis sacrificios y ofrendas en el desierto en cuarenta años, oh casa de Israel? Antes bien, llevabais el tabernáculo de vuestro Moloch y Quiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis» (Amos 5:25-26).
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Por favor, entiendan esto: la supuesta «estrella de David», es un símbolo que el rey David nunca conoció y mucho menos veneró. Es un símbolo nacido en el ocultismo y del que se apropió mucho más tarde el judaísmo talmúdico.
Ni los santos profetas, ni los santos apóstoles, ni mucho menos nuestro señor Jesucristo, portaron jamás este símbolo y mucho menos dijeron a otros que lo tomaran.
No tengan nada que ver con esto; nosotros los Católicos, el pueblo santo de Dios, portamos la cruz, no la estrella de Renfán.
– «Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí y yo al mundo» (1 Corintios 6:14).