Opinión

México ofrece refugio a Maduro

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Jueves 1 de agosto de 2024

Por Fausto Pretelin Muñoz de Cote

El lunes por la mañana Nicolás Maduro tuvo que producir un escándalo diplomático para impedir que el foco de tensión lo monopolizara el 73% de las actas que se encontraban en manos de María Corina Machado y Edmundo González (actualmente ya tienen el 82%).

Maduro ordenó la expulsión de Venezuela a diplomáticos de Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, por haberse atrevido a pedirle transparencia en los resultados de las elecciones presidenciales.

Acostumbrado a tener el control de los cinco poderes políticos de su país: Legislativo, Judicial, Electoral, Popular y Ejecutivo, Nicolás Maduro estaba seguro, hasta el cierre de las casillas, es decir, a las 18 horas del domingo pasado, que representantes del Consejo Nacional Electoral (CEN), instalados en todas las casillas, impedirían a una proporción importante de observadores de la oposición, la entrega de las actas donde se suman todos los votos de cada casilla de manera electrónica (el sistema lo desarrolló la empresa Indra en tiempos de Hugo Chávez).

Es decir, el eslabón que se rompió la noche de las elecciones se ubicó en personal del CNE quien decidió “traicionar” a Maduro.

Las actas de votación contienen varios candados inviolables.

En el manual de Maduro estaba previsto la caída del sistema (ahora es más cool decir hackeo) para enfocar la atención en el 80% de las actas donde los resultados no fueran “tan negativos para él”. El otro 20% serían actas provenientes de regiones dominadas por la oposición. De esa manera, los números que presentaría Elvis Amoroso (director del CNE) tuvieran una tendencia “irreversible” a favor, claro, de Maduro.

Fueron seis horas reunido con Jorge Rodríguez, su brazo criminal, para operar un manejo de crisis.

Perdieron el control a través del eslabón más débil, el CNE.

Maduro salió a cantar su victoria y a decirle a Milei que es “feo”.

El lunes tuvo que fabricar un caos diplomático para preparar la estrategia a seguir.

La oposición tiene las actas. No las tuvo Henrique Capriles cuando acusó de fraude a Maduro en 2013.

Maduro tiene dos opciones: las armas o el exilio.

Una fuente cercana a la cancillería me comenta que el gobierno del presidente López Obrador le ofreció a Maduro venir a México en caso de que lo considere necesario.

Lo hizo con Evo Morales cuando cometió fraude en Bolivia y diversos sectores, entre ellos el ejército, decidieron que no podría atornillarse en la silla del poder.

Lo hicieron con el peruano Pedro Castillo el día que ordenó un golpe en contra del Congreso.

¿Veremos a Maduro desayunar en el hotel Brick de la colonia Roma como lo hizo Evo?

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