Opinión

Nadie quiere a los traidores

Spread the love

Jueves 25 de julio de 2024

Nadie quiere a los traidores: sus aliados los usan y sus víctimas los desprecian.

Los traidores apestan. Hasta los adversarios reconocen y admiran el valor en sus contrincantes.

No obstante, desde que el mundo es mundo, los intereses perversos convocan y requieren la presencia de los traidores, gente ambiciosa y sin escrúpulos, capaz de las peores infamias para lograr sus objetivos.

Ejemplos de esos seres deleznables abundan: Judas Iscariote, capaz de vender por treinta monedas al mismo Dios, Lorenzo de Zavala, que por una vicepresidencia mutiló a su patria y una cantidad inenarrable de integrantes del padrón de la infamia.

Liborio Vidal Aguilar también figura en esa lista de seres execrables.

Traicionó al PRI, que era su partido, varias veces. No sin antes asegurarse de obtener pingües ganancias para sí y los suyos.

Esta vez traicionó al partido que le abrió las puertas, que lo recibió, pese a su negra fama.

Vendió a su candidato, operando bajo el agua, a favor de sus adversarios.

No tuvo la hombría de renunciar y oponerse combatiendo a cara descubierta.

No conforme con eso, pretende ahora, antes de irse de un puesto para el que no era apto, dejar en posiciones de privilegio a sus allegados.

Eso no puede suceder. Mal haría el gobierno entrante en permitir que Vidal Aguilar se pase por el arco del triunfo los derechos de cientos o miles de maestros que se preparan y esfuerzan, para favorecer a una recua de mentecatos y oportunistas.

La traición y los traidores no merecen consideración alguna. No en balde en el siglo pasado los traidores eran pasados por las armas arrodillados de espaldas, con los ojos vendados, sobre una capa de estiércol.

Los traidores no son dignos siquiera de ver la muerte a la cara, como puede hacerlo un hombre honrado.

Yucatán no olvida. El pueblo tampoco.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

Deja una respuesta