Opinión

Alito Moreno, decidido a acabar con el PRI

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Lunes 8 de julio de 2024

El peor enemigo del PRI se llama Alejandro Moreno Cárdenas. La peor desgracia que aqueja al tricolor, es tener al ex gobernador campechano como dirigente.

Alito ha dado sobradas muestras de ineptitud; lo ha perdido todo. Se ha mostrado como un dirigente pusilánime e incapaz de constituirse en una verdadera oposición.

A pesar de ser barrido elección tras elección y de la continua e inevitable sangría de militantes que sufre el tricolor, Alito ha sido incapaz de frenar las defecciones.

De tal suerte y contra todo buen sentido, con total desfachatez y cinismo, el campechano se aferra al poder y pretende perpetuarse en la dirigencia nacional hasta 2032.

Eso prueba fehacientemente que Alito pretende convertirse en el enterrador del PRI. Está empeñado en acabar con el partido, quiere desaparecerlo.

Para ello modificó mañosa y tramposamente los Estatutos: para que junto con su pandilla pueda proseguir su labor de destrucción, al tiempo que logren exprimir hasta la última gota de beneficio político y económico que les sea posible, de las flácidas ubres partidistas.

Alito y sus secuaces hablan de adecuar al PRI a las necesidades de la sociedad actual y el México contemporáneo. Eso suena bien, pero nos preguntamos si crear una casta de privilegiados remediará algo.

Nos preguntamos si convertir al partido en la jaula de las locas lo revivirá.

Nos preguntamos si denigrar a los varones blandiendo posturas radicales, que todos los priistas critican en voz baja, motivará a la militancia.

Nos preguntamos que sería lo que mueva a los jóvenes mexicanos a querer militar en el tricolor:

¿Depilarse las cejas igual que el presidente?

¿Tener un membrete que permita llevar al poder a una percha de buenos para nada, que solo saben dar excusas y pretextos en vez de resultados?

¿Contar con una herramienta que les permita saciar sus traumas y complejos de carácter social?

Si Alejandro Moreno y sus corifeos tuvieran un átomo de dignidad, de vergüenza, de amor propio, de pundonor, ya habrían renunciado. Es evidente que el encargo les quedó muy grande y no supieron, ni pudieron estar a la altura de su responsabilidad histórica.

Los priistas, si aman a su partido y quieren que sobreviva, están obligados a sacar a patadas a esta horda de depredadores y vividores de la política que convertirá al PRI en RIP.

No está el priismo para continuar la tónica de exclusión y confrontación. No está el priismo para traicionar sus principios y jugar a inventar pretextos que justifiquen perpetuarse en el poder.

Con semejante tipo de opositores, es más que claro porque gobierna MORENA. Carecen de calidad moral, carecen de capacidad para asumir posturas contestatarias. Basta que les muestren su expediente para meterlos en cintura.

Alito puede provocar un cisma de dimensiones apocalípticas en su partido y perder su registro mucho antes de lo esperado, si propicia una ola masiva de renuncias.

Alito es el peor cáncer político que padece su partido. ¿Habrá priistas que tengan pantalones para extirparlo o deberemos presenciar el ocaso de toda una época para México?

No les queda a los priistas mucho tiempo. Al paso que vamos, para 2030 el tricolor pudiera ya ser historia.

Seguimos pendientes…

Dios, Patria y Libertad

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