Ocho verdades sobre el aborto
Jueves 27 de junio de 2024
Por María Fernández
Según demuestran los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, los abortos fueron la primera causa de muerte en todo el mundo en 2022.
En España son casi 100.000 los abortos registrados – hay muchos más que las administraciones no los reflejan-.
Y a pesar de este auténtico drama, cada se vez se potencia y promociona más.
Lo último ha sido por parte del Tribunal Constitucional, ya que el pasado martes avaló la reforma que permite que las menores de 16 y 17 años maten a sus hijos sin el permiso de sus padres.
Para explicar al mundo las profundas injusticias que ahonda esta ley, el doctor Julio Tudela, miembro del Instituto Ciencias de la Vida, ha creado una serie sencillos puntos para adultos y niños que explican las razones por las cuales se trata de una ley injusta.
Reflejamos ocho verdades que no se pueden ignorar
Las ocho verdades que no se pueden ignorar
1. En primer lugar, el aborto provocado consiste en terminar deliberadamente «con la vida de un ser humano inocente en sus primeras etapas de desarrollo». Desde el momento de la concepción comienza la vida humana. Esto es una realidad que no se puede negar. Por ello, no existen dudas de que el embrión es «un individuo de la especie humana desde su etapa de cigoto». Tampoco existen dudas de que provocar intencionadamente la muerte de un ser humano «es matar».
2. Asimismo, el aborto no solo siega la vida del embrión, sino que afecta «a la mujer que aborta». Según diversos estudios, la mamá experimenta trastornos mentales como ansiedad, depresión, alcoholismo. Y es que continuar con el embarazo en adolescentes es un factor protector que reduce «el riesgo de suicidio en un 50 % y la muerte por otras causas en un 40 %». Además, ha comunicado, las mujeres que se han sometido a un aborto provocado el riesgo de mortalidad es «un 170 % mayor respecto de las que han dado a luz a un hijo vivo».»
3. En tercer lugar, el aborto no contribuye «a la salud sexual ni reproductiva», ya que es lesivo «para todos los implicados». Así, hablar del aborto como promotor de salud es «ignorar la evidencia científica» y constituye «una manipulación del lenguaje que pretende confundir». Por lo tanto, atenta «contra la libertad de la mujer que debe tomar una decisión».
4. Como cuarto punto, ocultar o no suministrar información sobre los graves problemas de abortar también atenta «contra la libertad de la mujer», a la que se le impide tomar «decisiones autónomas debidamente informadas». La comunista Irene Montero, en su «ley para Mujeres», ordenó eliminar el periodo de reflexión y la apostó por no obligar a dar información sobre el dolor y daño que provocan estas controvertidas decisiones. También ha informado de que estos infanticidios no son «un derecho». En cambio, sí lo es «el derecho a la vida, al que se contrapone».
5. De igual modo, no existen circunstancias que legitimen un aborto porque «matar siempre es matar». Y ni el peor de los crímenes contra una mujer, como es la violación, «justifican, provocar la muerte de un inocente».
6. El aborto es «lesivo para la sociedad que lo fomenta», puesto que contribuye «al grave déficit de natalidad» que afecta «a las sociedades desarrolladas, que se dirigen hacia un invierno demográfico». Y es que, como decía el pediatra Jérôme Lejeune, «la calidad de una civilización se mide por la forma en que trata a sus miembros más débiles».
7. Las cifras –cada vez más altas que publica el Ministerio de Sanidad sobre el aborto son escandalosas. Sin embargo, nunca tendremos un dato real, ya que no todos se contabilizan. Así, las técnicas de reproducción asistida provocan «más muertes de embriones humanos por descarte que el propio aborto provocado».
8. Por último, facilitar el acceso al aborto a las mujeres que experimentan un embarazo imprevisto sin más alternativas – que las hay- es «privarles de la ayuda que les permitiría proseguir con su embarazo».