A cumplir con nuestro deber
Domingo 2 de junio de 2024
Finalmente llegó la hora de la verdad. La más grande elección de la historia de nuestra patria nos espera. Es menester que los ciudadanos sepamos estar a la altura de nuestra responsabilidad.
Tenemos ante nosotros una elección sui generis. Con una oferta electoral poco variada y que no representa a buena parte del electorado.
Es menester señalar, que contra lo que sucedía en otros tiempos, la imparcialidad y la capacidad del árbitro están en tela de juicio y será importante que sepa allegarse credibilidad.
Como hace mucho no sucedía, la expectativa del fraude electoral, la violencia y el desorden y las marrullerías del oficialismo se ciernen de manera ominosa sobre la elección.
De igual forma, el poco talento, el nulo carisma y la paupérrima oferta opositora, hacen el panorama más complejo todavía.
Todo eso deberemos superar los ciudadanos, saliendo a votar en conciencia, teniendo en cuenta lo trascendental que resultan para la libertad y la democracia, la división y el equilibrio de poderes.
Ningún partido, ninguna causa merecen en estos momentos, carta blanca, confianza absoluta, ni lealtad ciega.
Reiteramos: es imprescindible votar en conciencia, buscando siempre lo mejor para nuestra patria, guiándonos para hacerlo, por nuestros principios e ideales cristianos.
No olvidemos que nunca, bajo ningún concepto, un católico puede apoyar directa o indirectamente causas ajenas a su doctrina, como el aborto o la ideología de género.
Seamos capaces de ser disruptivos, plasmémolo en nuestras boletas, a ver si de esta manera, los partidos son capaces de rectificar.
Votemos con amor a México, rechazando continuismos, extremismos e intenciones autoritarias.
Cuidemos nuestro voto y sigamos muy de cerca la labor de las instituciones y de ser preciso, denunciemos. Los ciudadanos tenemos herramientas muy poderosas en las redes sociales.
Y ante las amenazas, la coacción y las marrullerías, recordemos lo prescrito por Whitman: Resiste mucho, obedece poco…
¡A votar!
Seguimos pendientes…
Dios, Patria y Libertad