Religión

Bergoglio ya no celebra Misa

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Sábado 25 de mayo de 2024

Por Phil Lawler

(Como se ve, aún los que consideran a Bergoglio Papa, se hacen algunas preguntas incómodas, porque la solución al enigma está en descubrir su papel de usurpador que pretende, en este caso, ningunear el Sacrificio de Cristo como lo hace ya cada año con la Fiesta del Corpus Christi y otras, dando discursos ajenos a la fiesta o directamente publicando algún panfleto herético)

Perdónenme por volver a una pregunta que ya hice una vez, y hace sólo unas semanas. Pero francamente estoy estupefacto, y me pregunto por qué la misma pregunta no está en boca de todos los católicos creyentes: ¿Por qué el Papa ya no celebra Misa?

¿Por qué Francisco no ha celebrado Misa en público desde hace más de un año? Con frecuencia «preside» una Misa -lo que significa que se sienta entronizado a un lado del altar con ornamentos litúrgicos, y a menudo pronuncia la homilía-, pero no ha sido el celebrante principal desde mediados de 2022.

Cuando hice esta pregunta hace dos meses, algunos lectores señalaron que (como ya había reconocido), Francisco es ahora anciano, con dolorosos problemas de rodilla que limitan sus movimientos.

Pero muchos sacerdotes ancianos y enfermos celebran misa con regularidad, y el personal del Vaticano puede encontrar formas de ayudar al Pontífice a sobrellevar sus limitaciones físicas.

El Papa Juan Pablo II siguió celebrando misa en público hasta poco antes de su muerte, a pesar de los estragos de una enfermedad que le robó la capacidad de moverse o incluso de hablar libremente.

A principios de este año, Francisco sufrió dificultades respiratorias lo suficientemente graves como para no poder leer en voz alta los discursos que él mismo había preparado.

Durante ese período, habría sido comprensible que se abstuviera de celebrar una misa pública. Pero aparentemente se ha recuperado; su respiración es ahora normal; no tiene dificultades perceptibles para dar una larga entrevista.

Y recuérdese que dejó de celebrar Misa en público mucho antes de que apareciera ese problema respiratorio.

¿Acaso el Papa carece de la resistencia necesaria para celebrar una misa en público? 

Los actos físicos que implica la celebración de la liturgia no son terriblemente exigentes, especialmente cuando otros clérigos pueden hacer las lecturas y distribuir la Comunión.

El Papa podría utilizar un taburete en el altar. Las oraciones propias del día se recitan en uno o dos minutos, y se intercalan con momentos de descanso para el celebrante.

La Plegaria Eucarística no es más larga que algunos de los discursos que el Pontífice pronuncia a diario en audiencias privadas, y si concelebran otros prelados, el Papa puede ahorrarse la voz.

Hablando de audiencias privadas, Francisco mantiene una agenda muy activa, a veces reuniéndose con cuatro o cinco -o incluso más- grupos en un solo día.

Se toma tiempo para saludar a los invitados individualmente, además de pronunciar un discurso formal.

Cada semana celebra dos audiencias públicas, los domingos y los miércoles, en las que vuelve a pronunciar un discurso y a hablar personalmente con al menos unas decenas de asistentes.

Francisco acaba de regresar de una visita a Verona. En septiembre tiene programado un viaje de 11 días al otro lado del mundo, con paradas en Indonesia, Timor Oriental, Singapur y Papúa Nueva Guinea. Ese mismo mes visitará Bélgica y Luxemburgo.

Según fuentes vaticanas, ese mismo mes viajará a Nueva York para pronunciar un discurso ante la ONU.

Todo ello en septiembre, cuando en octubre tendrá lugar la sesión general del Sínodo sobre la Sinodalidad, considerado por muchos como el broche de oro de su pontificado.

¿Parece ésta la agenda de un anciano falto de energía? 

Está claro que Francisco no se considera a sí mismo con graves limitaciones. A principios del próximo año viajará a Turquía para asistir a las celebraciones ecuménicas del 1700 aniversario del Concilio de Nicea.

Ha prometido visitar su Argentina natal. Incluso se rumorea que está intentando organizar un viaje a Moscú.

En cada parada de sus viajes al extranjero, el Papa suele reunirse con funcionarios del gobierno y otros líderes religiosos, pronunciar discursos y presidir misas para la comunidad católica local. 

Como en muchos casos viaja a países donde los católicos son sólo una minoría de la población, a veces me pregunto cómo reaccionan los nativos ante esta visita del Romano Pontífice. 

Cuando habla, ofreciendo consejos, se convierte en el centro de atención. Pero durante la Misa está al lado del altar. ¿No sería fácil para los no cristianos -incluso para los católicos que no están debidamente formados en su fe- caer en la creencia de que ésta es la función más importante del Sumo Pontífice: dar discursos?

El Papa, como máximo representante de los fieles, está llamado a servir como sacerdote, profeta y rey. El sacerdote es lo primero.

Supongo -¡espero!- que Francisco celebre la Misa en privado. Pero cuando celebra la liturgia eucarística en público, recuerda al mundo que es lo más importante que hacemos, la fuente y la cumbre de nuestra vida espiritual.

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