Del Diario de santa Faustina Kowalska
Miércoles 24 de abril de 2024
+ Hoy, Jesús me dijo: Deseo que conozcas mas profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tu comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. Apela a Mi misericordia para los pecadores, deseo su salvación. Cuando reces esta oración con corazón contrito y con fe por algún pecador, le concederé la gracia de la conversión. Esta oración es la siguiente:
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.
En los últimos días de carnaval, mientras celebraba la Hora Santa, vi. Al Señor Jesús sufriendo la flagelación. ¡Oh, que suplicio inimaginable! Cuán terriblemente sufrió Jesús durante la flagelación! Oh pobres pecadores, ¿cómo se encontrarán el día del juicio, con este Jesús a quien ahora están torturando tanto? Su Sangre fluyó sobre el suelo y en algunos puntos la carne empezó a separarse. Y vi. en la espalda algunos de sus huesos descarnados… Jesús emitía un gemido silencioso y un suspiro.
En cierta ocasión Jesús me dió a conocer lo mucho que le agrada el alma que observa fielmente la regla. El alma obtiene mayor recompensa por ser fiel a la regla que por las penitencias y por grandes mortificaciones. Pero si éstas son emprendidas fuera de la regla, aunque también reciben la recompensa, pero no superior a la de la regla.
+ Una mañana, oí en el alma estas palabras: Ve a la Madre General y dile que tal cosa, en tal casa no Me agrada. No puedo decir qué cosa ni en que casa, pero a la Madre General se lo dije, aunque me costó muchísimo.
Una vez me cargué con una espantosa tentación que atormentaba a una de nuestras alumnas en la casa de Varsovia. Era la tentación del suicidio. Sufrí durante siete días y después de siete días Jesús le concedió la gracia y entonces terminó mi sufrimiento. Es un gran sufrimiento. A menudo me cargo con tormentos de nuestras alumnas. Jesús me lo permite, y los confesores [también]
Mi corazón es la morada estable de Jesús. Además de Jesús nadie tiene acceso a él. De Jesús recojo fuerzas para luchar contra todas las dificultades y contrariedades. Deseo transformarme en Jesús para poder dedicarme perfectamente a las almas. Sin Jesús no me acercaría a las almas, porque sé lo que soy yo por mi misma. Absorbo a Dios en mí, para entregarlo a las almas.
Una vez el Señor me dijo: Hija Mía, tu confianza y tu amor impiden Mi justicia y no puedo castigar porque Me lo impides. Oh. Cuanta fuerza tiene el alma llena de confianza.