El Cielo desea vestidos modestos en la Iglesia
Lunes 12 de febrero de 2024
(Mensajes y visiones recibidas de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo, Nuestra Santísima Madre, la Virgen María y muchos Santos, dados a Valentina Papagna)
Nuestro Señor y la Virgen desean que la gente vista modestamente en la Iglesia
Durante la Santa Misa, en la distribución de la Sagrada Comunión, Nuestro Señor siempre viene a decirme lo ofendido y profanado que se siente porque la gente viene a recibirle sin arrepentirse, algunos incluso con pecados graves.
Hoy, después de la Sagrada Comunión, le he dicho a Nuestro Señor: «Señor, te doy gracias y te pido que tengas misericordia de todos los que te ofenden durante la distribución de la Sagrada Eucaristía».
Después de concluir la Santa Misa, Nuestro Señor siempre me pide que vaya a la Capilla, me arrodille ante el Santísimo Sacramento y haga reparación para consolarlo, porque Él está muy ofendido.
Hoy, mientras estaba en la Capilla haciendo reparación, después de rezar las Alabanzas Divinas, que Nuestro Señor siempre me pide que rece y que le consuele y le haga sentirse mejor, fue en ese momento cuando Nuestro Señor Jesús me habló.
Me dijo: «Valentina, hija mía, ¿quieres decirles al Obispo o al sacerdote lo que les pido? Diles que Yo, el Señor Jesús, dije: «Jesús y la Santísima Madre desean que anunciéis en la iglesia o escribáis en el boletín, y digáis a la gente que se vista modestamente, que cubra su carne y no exponga su desnudez, cuando entren en Mi Iglesia, porque eso Me ofende mucho. La gente debe vestirse con modestia, y eso vale tanto para los hombres como para las mujeres. Hoy, en la primera lectura (Jonás 3,1-5.10), habéis oído que los ninivitas serían castigados si no renunciaban a su mal comportamiento.
Fue una advertencia que se les hizo. Escucharon y se salvaron del castigo. Lo mismo ocurre hoy: la gente no tiene valores, ni moral, ni vergüenza. Tan despreocupadamente entran en la iglesia ante el Dios vivo».
Comentario: Nuestro Señor nos está advirtiendo. Es mejor que lo creáis. Despertad y escuchad porque después de morir, tendréis que dar cuenta a Dios y sufrir por todos los males que hayáis hecho en la tierra, incluida vuestra inmodestia. Debemos humillarnos ante Dios y no seguir las modas perversas de hoy.