El Cardenal Tucho Fernández y los relatos eróticos sobre Jesús
Los escritos del controvertido zar doctrinal del Vaticano que exploran detalles íntimos del orgasmo masculino y femenino han sido calificados como la gota que colmó el vaso de su carrera meteórica pero plagada de escándalos.
Víctor Manuel «Tucho» Fernández, íntimo amigo personal y escritor fantasma del Papa Francisco, a quien el pontífice llamó a Roma para dirigir la poderosa oficina doctrinal del Vaticano, elevándolo al rango de cardenal, ha provocado un auténtico terremoto eclesial con el reciente descubrimiento y traducción de un gráfico texto sexual que compara el orgasmo con la unión mística con Dios.
Fernández dijo esta semana que había cancelado Pasión Mística poco después de su publicación y que «nunca permitió que se reimprimiera».
Pasión Mística tenía sentido en su momento, pero es un libro «que desde luego no escribiría ahora», declaró a Crux, un medio católico de noticias en línea.
Lo que muchos observadores han encontrado más preocupante en el libro no es su exploración lasciva de los entresijos del orgasmo humano -por extraño que resulte teniendo en cuenta su autoría-, sino un capítulo entero en el que relata conversaciones con una chica de 16 años sobre sus visiones eróticas de Jesús.
Si estas descripciones le fueron realmente relatadas por esta chica, sobrepasan cualquier límite de prudencia y decoro; si fueron inventadas por él, parecerían sugerir imaginaciones totalmente cuestionables sobre la vida sexual-espiritual de una joven.
Los teólogos morales también han discrepado con la aparente justificación de Fernández de acciones objetivamente malas como compatibles de algún modo con la gracia de Dios.
Experimentar el amor de Dios «no significa, por ejemplo, que un homosexual deje necesariamente de serlo», escribió.
«Recordemos que la gracia de Dios puede coexistir con debilidades e incluso con pecados, cuando hay un condicionamiento muy fuerte», añadió. En esos casos, la persona puede hacer cosas objetivamente pecaminosas, sin ser culpable, y sin perder la gracia de Dios ni la experiencia de su amor».
Curiosamente, el prelado cita también a «un venerable teólogo egipcio del siglo XV», llamado Al Sonuouti, para alabar a Dios: «Alabado sea Alá, que establece penes tan duros y rectos como lanzas para hacer la guerra a las vaginas».
Esta no es la única publicación escrita por el cardenal argentino que ha levantado ampollas. Fernández también fue autor de un sorprendente texto titulado Sáname con la boca: El arte de besar, que publicó en 1995 siendo un sacerdote de 33 años.
«Quiero aclarar que este libro no fue escrito tanto en base a mi propia experiencia, sino en base a la vida de las personas que besan», escribió Fernández en la introducción. «En estas páginas quiero sintetizar el sentir popular, lo que la gente siente cuando piensa en un beso, lo que los mortales experimentan cuando besan».
«Así, tratando de sintetizar la inmensa riqueza de la vida, surgieron estas páginas a favor del beso», escribió. «Espero que te ayuden a besar mejor, que te motiven a liberar lo mejor de tu ser en un beso».
En su investigación sobre el beso, Fernández dijo que consultó a unas 1.000 personas «en la calle».
«Fui a bares, colegios, empresas, para preguntar a los jóvenes qué sabían decir sobre los besos», escribió. «Recogí opiniones variadas sobre lo que significa para ellos un beso, sobre las distintas formas de besar».
«El beso penetrante es cuando chupas y sorbes con los labios. El beso penetrante es cuando metes la lengua. Cuidado con los dientes», escribió citando a uno de sus interlocutores.
Algunos observadores del Vaticano se han preguntado en voz alta si el Papa Francisco desconocía los polémicos escritos de Fernández cuando lo nombró jefe de la oficina doctrinal del Vaticano -lo que parecería una flagrante falta de la debida diligencia- o si los conocía y lo nombró de todos modos.
Más recientemente, el cardenal Fernández causó furor cuando publicó una declaración revocando una prohibición de 2021 sobre la bendición de parejas homosexuales, que había sido emitida por el mismo Dicasterio de la Doctrina de la Fe del que ahora es jefe.
No obstante, voces vaticanas empiezan a calificar la Pasión Mística como la gota que colma el vaso.
«Voy a decir que la dimisión del cardenal Fernández es ahora inevitable», escribe el editor asociado de Spectator, Damian Thompson. «Parece que hemos llegado a la crisis final de este pontificado».
Tiempo para desagraviar.