Internacional

La Santa Alianza de Milei

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Jueves 7 de diciembre de 2023

A su adhesión al movimiento provida, por ahora en un plano secundario, el electo presidente argentino le ha sumado ahora una fortísima y solida alianza con un poderoso movimiento judío jasídico, sumamente importante para amortiguar las reacciones que provocara en la comunidad argentina el ajuste inevitable, pero preocupante, que padecerá gran parte de población. 

En nuestro artículo anterior, Libertario antiaborto, pero sin justicia social: Milei es una paradoja, mostramos el gran impacto que causó hace apenas una semana la elección de Javier Gerardo Milei -economista de profesión y outsider de la política argentina- como presidente de la Nación, objetivo que alcanzó en sólo dos años de campaña, la cual se basó en dos ejes principales: la promoción del anarcocapitalismo libertario como proyecto político y la prédica provida, absolutamente contraria al aborto y a su legalización. 

Como destacamos en nuestro artículo, en esencia el anarcocapitalismo constituye la reivindicación del capitalismo ultraliberal como sistema político y económico, la reducción del Estado a su mínima expresión como expresión institucional, junto con el rechazo y condena de la justicia social (“aberración”) como principio y fundamento de la organización social y económica de la comunidad humana. Un capitalismo ultraliberal totalmente contrario a la Doctrina Social de la Iglesia, pero que como muestra el resultado electoral fue votado masivamente no sólo por gran parte de la población pobre del país, sino también por fieles creyentes (católicos y evangélicos), junto con sectores nacionalistas de la sociedad. 

Pero en esta primera semana postelectoral se vio con cuanta dificultad el presidente electo está intentando armar su gabinete de gobierno, con marchas y contramarchas que llevan a la muy posible postergación de sus dos caballitos de batalla más proclamados -la dolarización de la economía y el cierre del Banco Central argentino (renunciando a la soberanía monetaria) y a la improvisación de candidatos a cargos ministeriales que en varios casos han renunciado antes de asumir. Una muestra más de la miseria que caracteriza desde las últimas décadas a la “democracia” argentina: el afán de ganar elecciones y ser gobierno, pero sin ningún tipo de objetivos estratégicos ni de planificación a corto, mediano y largo plazo. Lo cual ha dado lugar a todo tipo de corrupción y negociados en la función pública, con la consiguiente prostitución y profanación de la Política. 

Pese a los inconvenientes que mencionamos, y otros más, que llevaron a Milei a postergar dos viajes decididos, uno a Estados Unidos y otro a Israel, el electo presidente dio un paso que tendrá gran trascendencia y proyección en la política argentina, tanto en el plano nacional como internacional. El sábado 25 de noviembre, por la noche, concurrió a una sinagoga situada en Balvanera (uno de los barrios que forman parte de la Ciudad de Buenos Aires), para participar en la Havdalah, la tradicional ceremonia judía que se celebra después del Sabbath (sábado), el día sagrado del judaísmo, porque en ella se simboliza el fin del sábado y el comienzo de la nueva semana. En dicha ceremonia Javier Milei recibió la bendición de un reconocido Gran Rabino cabalista y Maestro, David Hanania Pinto Shlita, descendiente de una importante dinastía marroquí, quien viaja por el mundo forjando nuevas comunidades judías y consolidando las ya existentes.   

Cabe destacar que Javier Milei se reconoce católico, que en los últimos años se ha dedicado al estudio de la Torá, bajo la guía del rabino Shimon Axel Wahnish, al punto de pensar en cambiar su fe, en un camino espiritual totalmente personal. Fruto de esa experiencia personal es también su devoción por un famoso rabino de origen ucraniano, Menachem Mendel Schneerson, líder importantísimo del movimiento jasídico Jabad-Lubavicht, fallecido en 1994 en Estados Unidos, cuya tumba el presidente electo ya ha visitado anteriormente y a la que piensa concurrir nuevamente en estos días, en viaje a Estados Unidos. 

Además, el rabino Tzvi Grunblatt, líder del movimiento jasídico en Argentina y con fuertes vínculos internacionales, es quien puso en contacto en los últimos meses al entonces candidato presidencial con importantes empresarios argentinos que son miembros del movimiento, como Eduardo Elztain y Hugo Sigman. Este último es el dueño del negocio de las vacunas en Argentina, y en la práctica es el amo y señor del Ministerio de Salud nacional y de todos los negocios comerciales que se han generado en las cuatro últimas presidencias argentinas, mientras que el primero de los nombrados ha sido el mayor empresario de pool de siembra de soja en Argentina y dueño de las grandes cadenas de malls y supermercados comerciales en el país. Ambos con excelentes relaciones políticas y comerciales con los gobiernos kirchneristas y macrista, más allá de las disputas políticas entre ambas facciones rivales.  Porque ambos nunca cambian de bando -son siempre oficialistas-, los que cambian son los oficialismos. 

Estos meses venideros serán sumamente complicados en Argentina, porque a la necesidad de cambios estructurales imprescindibles se agrega la ambición voraz, cruel, desmedida y desalmada  de fuertes sectores económicos y financieros que pretenden hacer caer sobre las espaldas del pueblo argentino todo el peso del ajuste proyectado por el presidente electo. 

Con la Iglesia Católica inexistente en el ámbito político,fruto de la mediocridad y estulticia que en estos últimos años caracteriza a la jerarquía eclesiástica (nacional y vaticana), no es para nada insignificante el apoyo político y religioso que ha sabido cultivar Javier Milei, imbuido de una mística espiritual que sólo puede ser enfrentada con una espiritualidad superior, de la que hoy carece totalmente la dirigencia política argentina. 

En síntesis, para concluir, solamente Dios sabe hacia donde marchará este proceso político que se ha iniciado en Argentina, que seguramente será complejo, muy complicado y doloroso. 

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