Religión

Motivos de la penitencia

Spread the love

Sábado 7 de octubre de 2023

Otro campo de nuestras diarias mortificaciones es el cumplimiento del deber, con el que nos hemos de santificar.

Ahí encontramos cada día la voluntad de Dios para nosotros; y hacerlo con perfección, con amor, requiere sacrificio.

Por eso, la mortificación más grata al Señor «está en el orden, en la puntualidad, en el cuidado de los detalles, de la labor que realizamos; en el cumplimiento fiel del más pequeño deber de estado, aun cuando cueste sacrificio; en hacer lo que tenemos obligación de hacer, venciendo la tendencia a la comodidad.

No perseveramos en el trabajo porque tenemos ganas, sino porque hay que hacerlo; y entonces lo hacemos con ganas y alegría».

La madre de familia encontrará mil motivos diarios en su empeño por dar a la casa un tono amable y acogedor, y el estudiante podrá ofrecer el esfuerzo por llevar al día y con competencia sus asignaturas.

El cansancio, consecuencia de haber trabajado a fondo, estando metidos de lleno en su ocupación, se convierte en una gratísima ofrenda al Señor que santifica.

Pensemos hoy si somos personas que se quejan con frecuencia de su tarea, de aquella que precisamente nos ha de acercar a Dios.

El tercer campo de nuestras mortificaciones está, ordinariamente, en aquellas que buscamos voluntariamente con deseo de agradar al Señor y de disponernos mejor para la oración, para vencer las tentaciones, para ayudar a nuestros amigos a acercarse al Señor.

Y entre estas, hemos de buscar aquellas que ayudan a los demás en su caminar diario.

«Fomenta tu espíritu de mortificación en los detalles de caridad, con afán de hacer amable a todos el camino de santidad en medio del mundo: una sonrisa puede ser, a veces, la mejor muestra del espíritu de penitencia».

El vencer, con el auxilio del Ángel Custodio, los estados de ánimo, el cansancio… será muy grato al Señor y una gran ayuda a quienes están con nosotros.

«El espíritu de penitencia está principalmente en aprovechar esas abundantes pequeñeces –acciones, renuncias, sacrificios, servicios…– que encontramos cada día en el camino, convirtiéndolas en actos de amor, de contrición, en mortificaciones, y formar así un ramillete al final del día: ¡un hermoso ramo, que ofrecemos a Dios!»

Deja una respuesta