BXVI, profecías y cambio de planes
Viernes 21 de julio de 2023
Después de la muerte de BXVI, muchas profecías parece que han quedado sin sentido, a pesar de coincidir en las mismas predicciones. ¿Quiere decir que eran falsas? No, a veces, por la oración, el Cielo cambia de planes, como en Nínive tras la predicación de Jonás. Nadie puede decir que Fátima, aprobada por la Iglesia y que explica la huída del Papa de Roma, sea falsa
La web themoynihanletters publicó antes del fallecimiento de Papa BXVI toda una serie de revelaciones que hablan de la huída de un Papa de Roma:
Según las profecías y revelaciones privadas, cuando haya dos papas en Roma (pueden ser los actuales o dos más en el futuro) habrá un cisma en la Iglesia, una división provocada por la herejía de un papa ilegítimo y la reacción del verdadero Vicario de Cristo, que alzará su voz para denunciar la apostasía. En ese momento, se producirá una repentina invasión de Rusia a Europa, coincidiendo con la Guerra de Ezequiel (Ezequiel 38), que consiste en el ataque de Rusia y los países árabes contra Israel. Entonces, el papa legítimo será perseguido y tendrá que huir de Roma en busca de refugio, mientras que el antipapa gobernará la Iglesia apoyando la falsa paz, la sacrílega unificación de las religiones. Esa falsa paz será el sostén religioso del gobierno mundial del anticristo. El antipapa traicionará la fe al aceptar la coalición de todos los credos y renunciar a la identidad católica.
San Francisco de Asís dice: «Habrá un Papa elegido no canónicamente que provocará un gran cisma». Y la Beata Ana Catalina Emmerich, religiosa agustina, afirma: «Vi una fuerte oposición entre los dos papas, y vi cuán terribles serán las consecuencias de la falsa iglesia (…) Esto provocará el mayor cisma jamás visto en el mundo».
La Santísima Virgen dijo explícitamente en La Salette: «Roma perderá la Fe y se convertirá en la sede del Anticristo».
Y hay muchas otras revelaciones y anuncios privados de los jerarcas de la Iglesia
Dice el p. Paul Kramer, «El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo Sor Lucía, partidarios del diablo, aquellos que trabajan para el mal sin tener miedo de nada».
El Papa San Pío X anunció: «Tuve una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis sucesores, pero vi a un Papa de Roma huyendo entre los cadáveres de sus hermanos. Se refugiará disfrazado en algún lugar y al poco tiempo morirá de una muerte cruel».
Juan de Rocapartida: «Acercándose al Fin de los Tiempos, el Papa y sus cardenales tendrán que huir de Roma con trágicas consecuencias a un lugar donde no serán reconocidos, y el Papa sufrirá una cruel muerte en el exilio».
Nicolás de Flüe: «El Papa con sus cardenales tendrá que huir de Roma en una situación calamitosa a un lugar donde serán desconocidos. El Papa morirá de manera atroz durante su exilio. Los sufrimientos de la Iglesia serán mayores que en cualquier momento anterior de la historia».
Ven. Bartholomew Holzhauser, fundador de las sociedades del clero secular en el siglo XVIII: «Dios permitirá un gran mal contra Su Iglesia: irrumpirán repentina e inesperadamente mientras los obispos y los sacerdotes duermen. Entrarán en Italia y devastarán Roma, quemarán iglesias y destruirán todo».
La revelación recibida por la Madre Elena Aiello, célebre estigmatizada y consultada con frecuencia por el Papa Pío XII: «Italia será sacudida por una gran revolución (…) Rusia prevalecerá sobre las naciones, y especialmente sobre Italia, y levantará la bandera roja sobre la cúpula de San Pedro».
Las palabras de Juan de Vitiguero: «Cuando el mundo esté en desorden, el Papa cambiará de residencia».
Elena Leonardi, guiada espiritualmente por el Padre Pío: «El Vaticano será invadido por revolucionarios comunistas. Traicionarán al Papa. Italia sufrirá una gran revuelta y será limpiada por una gran revolución. Rusia marchará sobre Roma y el Papa estará en grave peligro».
Enzo Alocci: «El Papa desaparecerá temporalmente y esto ocurrirá cuando haya una revolución en Italia».
Beata Anna Maria Taigi: «La religión será perseguida y los sacerdotes masacrados. El Santo Padre se verá obligado a abandonar Roma».
La mística Maria Steiner: «La santa Iglesia será perseguida, Roma se quedará sin pastor».
Las revelaciones de Garabandal: «El Papa no podrá estar en Roma, será perseguido y tendrá que esconderse».
Al p. Stefano Gobbi, místico y fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano, Nuestra Señora confió: «Las fuerzas masónicas han entrado en la Iglesia de forma disfrazada y oculta, y han establecido su sede en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi Hijo Jesús. Se está haciendo como está contenido en la tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero ya ha quedado claro por los mismos acontecimientos que estáis viviendo».
Papa Pablo VI: «El humo de Satanás ha entrado por las rendijas de la Iglesia» (Homilía del 29 de junio de 1972).
Según San Pablo, el anticristo se manifestará justo después de que el Papa sea echado a un lado, «Pero el que detiene lo hará solo por el momento, hasta que sea quitado de la escena. Y entonces el inicuo será revelado». (2 Tesalonicenses 2: 6-8).
Canónigo Roca, el iluminista excomulgado que colaboró en la infiltración contra la Iglesia, escribió: «En su forma actual desaparecerá el papado, el nuevo orden social se implantará desde Roma pero independientemente de Roma, sin Roma, a pesar de Roma, contra Roma. Y esta nueva iglesia, que tal vez no pueda retener nada de la doctrina escolástica y la forma original de la iglesia anterior, recibirá sin embargo la consagración y la jurisdicción canónica de Roma».
La nueva iglesia apoyará la unificación de las religiones y la falsa paz, cumpliendo lo dicho por Jesucristo en el sentido de que hasta los elegidos pueden ser engañados.
El Cardenal Karol Wojtyla fue muy claro cuando declaró, ante el Congreso Eucarístico de Pensilvania, en 1977: “Estamos frente al mayor enfrentamiento histórico que haya tenido la humanidad. Estamos en la contienda final entre la Iglesia y la anti-Iglesia, el Evangelio y el anti-Evangelio. Este enfrentamiento está dentro de los planes de la Divina Providencia y es un desafío que toda la Iglesia tiene que asumir”.
Si la renuncia de Benedicto XVI fue nula, el Cónclave fue inválido porque nunca hubo sede vacante. Este hecho plantea una pregunta apremiante: ¿no seguirá siendo Benedicto XVI el Vicario de Cristo a los ojos de Dios? ¿No será Benedicto XVI quien tenga que huir de Roma en medio de la persecución? Son preguntas que se resolverán con el tiempo.
En 1917 se reveló a tres pastorcitos en Fátima, Portugal, la revelación que tuvo el Papa San Pío X unos años antes, solo que en una forma aún más precisa: “Vimos a un obispo vestido de blanco, intuimos que era el Santo Padre, huir de una ciudad en ruinas temblando con paso vacilante”.
La versión de Fátima apunta aún más que podría ser del Papa que renunció, Benedicto XVI, y explicaría la frase «Vimos a un obispo vestido de blanco, tuvimos la sensación de que era el Santo Padre». Si hubiera sido evidente que era el papa reinante, lo habrían dicho de manera innegable. En cambio, vieron a un «obispo vestido de blanco». Nunca podrían haber imaginado el tema de la «renuncia», por lo que solo tenían «un presentimiento».
El segundo elemento es aún más preciso y revelador: lo vieron huir «temblando con paso vacilante», lo que puede deberse a su avanzada edad.
Y un tercer elemento: del mismo obispo de blanco que antes ven huir de Roma, afirman después, en el momento en que lo matan en una colina, que ese era el «Santo Padre».
Tras la huida del papa legítimo, el antipapa permanecerá en Roma al frente de la «nueva iglesia», apoyando la unión apóstata de las religiones. Esta es la «abominación desoladora», predicha desde la antigüedad por el profeta Daniel, establecida en el lugar santo.
En palabras del Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del Papa Juan Pablo II: «El Tercer Secreto se refiere a la pérdida de la fe en la Iglesia, es decir, la apostasía que surgirá desde lo alto de la Iglesia».
Sólo dos cosas son seguras a estas alturas: por primera vez en la historia hay dos Papas en Roma, y Benedicto XVI está más presente que nunca. Baste recordar algunas de sus últimas palabras cuando aún estaba en la Cátedra de Pedro: «Tú estarás cerca de mí, aunque yo esté escondido del mundo». — Benedicto XVI, Discurso al clero romano, 14 de febrero de 2013