Sociedad

Gracias Trump

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Jueves 15 de junio de 2023

Algo sin precedentes en toda la historia de Estados Unidos está ocurriendo en nuestros tiempos: un ex-presidente estadounidense está siendo perseguido por el presidente en funciones a través del brazo judicial del gobierno.

Esto es lo habitual que se ve en países rotos, disfuncionales, con semblanza de libertad, pero verdaderas tiranías unipartidistas. En definitiva, se trata de una persecución política.

¿Cuáles son los cargos, o mejor dicho, cual es la excusa política? Bueno, supuestamente, que Trump guardó información clasificada en su residencia privada, de forma intencionada o no, incluso después de que el Departamento de Justicia exigiera su devolución.

Y se alega que algunos de estos documentos clasificados están vinculados a secretos de defensa nacional, amparados por la Ley de Espionaje.

En resumen: Trump tiene secretos sucios sobre el gobierno federal de los Estados Unidos.

Ahora, dejemos de lado que la ex-primera dama de EE.UU. y Secretaria de Estado, Hillary Clinton, tenía información clasificada en sus servidores privados de correo electrónico que «mágicamente fueron borrados».

Que el actual presidente Biden tenía a su hijo drogadicto y amante de prostitutas, Hunter Biden, en Ucrania antes de la guerra, negociando tratos multimillonarios, usando la poderosa posición de su padre como palanca para realizar los tratos.

Dejemos de lado que casi todos los ex-presidentes de Estados Unidos, si el gobierno federal quisiera, podrían ser procesados por los mismos cargos que se le imputan a Donald Trump.

Así que dejando de lado los puntos políticos de los principales medios de comunicación y la narrativa oficial de Washington que alimenta a las masas acríticas que no son capaces de distinguir su derecha, de su izquierda:

¿Cuál es la verdadera causa de la cacería de brujas contra Trump?

Muy sencillo y real: Donald Trump es el único presidente post-Primera Guerra Mundial, independientemente del partido político de origen, que no se doblegó ante el complejo militar industrial que gobierna el gobierno federal estadounidense (podríamos agregar a Kennedy también).

Estados Unidos no es una República Libre: el Rubicón ha sido cruzado por las tropas sullianas. Los norteamericanos viven en una verdadera dictadura y el dictador no es una persona, sino un complejo: es el bestial complejo militar que ansía sangre, dinero y dominación mundial mediante la violencia.

Esta entidad bestial es el gobernante de facto (quizá no de iure) del gobierno federal de Estados Unidos.

Cualquier persona, ya sea Republicano o Demócrata, que quiera un asiento en la mesa de la política estadounidense, debe doblegarse a sus demandas sin cuestionamientos.

Ni te atrevas a cuestionar públicamente la legitimidad de intervenciones como la Guerra de Irak, o la Guerra de Afganistán, de los constantes cambios de régimen en el extranjero por parte del gobierno federal norteamericano y su brazo global, las Naciones Unidas, dejando a países ya empobrecidos en un estado aún más miserable.

¡Ni te atrevas a decirle a las masas que la guerra entre Rusia y Ucrania es una estratagema política que beneficia a los ricos y no tiene ningún sentido o causa humanitarios!

Donald Trump se atrevió a hacer todo esto, ¡y más!

Es el único presidente que se atrevió a decirle a la audiencia pública de los Estados Unidos, diciendo: «tu gobierno federal está enviando a tus propios hijos al extranjero, no para tu propio bien y el beneficio de la nación, sino para el enriquecimiento de unas pocas personas, que no pierden ni un segundo de sueño por los cadáveres de tus hijos, peleando sus guerras sucias».

Esa es la verdadera razón detrás de la comparecencia de Donald Trump, el 13 de junio de 2023 ante sus perseguidores (¡un día que quedará en la infamia!).

No soy vidente, no puedo prever el futuro de Trump, de los Estados Unidos y de la dinámica de poder a nivel mundial (y quien diga que lo sabe, miente para sacar dinero rápido de tu ingenuidad).

Pero sí puedo decir esto: sean cuales sean tus gustos o recelos personales con Trump, ya sea que creas que es el santo patrón de los verdaderos patriotas o la encarnación del anticristo, Donald Trump ha expuesto ante todos nosotros, debido a su descarada audacia (una audacia que no se ha visto en ninguna otra figura política importante en la historia reciente de los Estados Unidos) el mal profundamente depravado del complejo industrial militar que gobierna a la élite en los Estados Unidos y a través de ellos, al resto del mundo actual.

Así que, gracias Donald Trump. Eso es lo mínimo que todos podemos hacer, ya sea que lo odies o que lo ames: gracias por ser el único, lo suficientemente hombre, para hacer sonar la trompeta de alarma.

Dios, Patria y Libertad

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