Religión

Masacre en Letrán: Bergoglio dispersa las reliquias más preciadas, todos callan

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Domingo 23 de abril de 2023

Por Andrea Cionci

A estas alturas, el Vaticano y el mainstream  se burlan abiertamente: ahora la última es la del “cura chapucero”. Después de todo, la mayoría de los católicos acaban de beberse el torbellino de versiones de la admisión de Bergoglio al Vía Crucis (revisiones periódicas – obstrucción intestinal – bronquitis – infarto – dolor de estómago – luego bronquitis de nuevo), se han bebido al Papa Wojtyla-Don Juan en incursiones nocturnas, y ahora también se tragarán al cura chapucero a cucharadas.

Es verdaderamente deprimente darse cuenta de que la fe de mentes tan elevadas como Santo Tomás de Aquino, San Agustín, Alberto Magno y Tomás Moro no ha hecho a los católicos de hoy cognitivamente capaces de entender la burla continua y cada vez más descarada de un antipapa anticatólico. Será el moho de 60 años de pantano teológico postconciliar que ha atascado las sinapsis, será que Bergoglio lleva irresistiblemente un delantal de pizzero, pero no hay nada que hacer, la cantinela sigue siendo la misma: “Francisco es el Papa porque es muy misericordioso y va vestido de blanco y Ratzinger dimitió porque era un modernista y todo es culpa del Concilio y munus y ministerium son sinónimos”.

Queridos fieles, desgraciadamente, esta prueba final de la que habla el Catecismo en su artículo 675 (la impostura religiosa anticristiana) NO LA ESTÁN SUPERANDO. Y no hay manera de repetirla en septiembre.

Intentemos cortésmente hacerles reflexionar sobre una grave profanación que acaba de producirse:  en la cátedra del Obispo de Roma, en San Juan de Letrán, el 18 de Abril un OBISPO ANGLICANO, es decir, un religioso que para los católicos es SCISMÁTICO y en parte HEREJE, ya que no cree en los dogmas marianos, en el purgatorio, etc.

He aquí el comunicado de disculpa: “El Capítulo de Letrán, a través de Monseñor Guerino Di Tora, vicario capitular, expresa su profundo pesar por lo sucedido el pasado martes en el interior de la Basílica de San Juan de Letrán, donde un grupo de 50 sacerdotes, acompañados por su obispo, todos ellos pertenecientes a la comunión anglicana, celebraron en el altar mayor de la catedral de Roma, contraviniendo las normas canónicas”. Di Tora añadió que “el lamentable episodio fue causado por UN FALLO DE COMUNICACIÓN”.

Franca Giansoldati escribe en Il Messaggero que esto habría ocurrido “debido a la FALTA DE FAMILIARIDAD CON EL IDIOMA INGLÉS de quienes atendían en ese momento la petición de Inglaterra. Ahora el Vaticano busca al sacerdote chapucero que provocó esta cadena de malentendidos”.

Pues claro, qué quieren: no es fácil encontrar un sacerdote católico que hable inglés para tratar con un obispo anglicano. Imagínese el correo electrónico de Don Totò: ‘Dear Bishop, noio voulevam savuar if you want celebrar la mess’…

Entonces 50 -no dos, 50- sacerdotes anglicanos entran en Letrán, se cuelan hasta el altar y empiezan a celebrar sus rituales protestantes, pero nadie se da cuenta. Ni un sacristán, ni un canónigo: nadie estaba allí. Una misa a escondidas, hecha en secreto, bajo las narices. Entonces, ¿ningún obispo anglicano sabe que no puede celebrar en una iglesia católica? Imagínese, a la inversa, el arzobispo de Milán que, mañana, agarra y se va a celebrar misa en Westminster con 49 sacerdotes a cuestas, y nadie le dice nada… Por último, ciertamente no es la primera vez: ya en marzo de 2017 había sucedido que en San Pedro incluso, los anglicanos celebraron vísperas, algo que estaba prohibido. La técnica de la sobreactuación es siempre la misma: se empieza con una ruptura casual del protocolo, quizá por un “descuido”, ups, se hace la tortilla, se sienta un precedente y la gente se va acostumbrando poco a poco.

En definitiva, los que se creen estas mentiras escandalosas pertenecen al mismo fenotipo que el católico que se derrite porque el “papa Francisco” visitó la tienda de discos donde “casualmente” estaba su fotógrafo personal merodeando fuera, haciéndole fotos.  Llevan 10 años tomándoles el pelo impúdicamente.

Además, casualmente, esta desafortunada maraña de malentendidos tiene lugar -qué casualidad- justo el día antes de que Bergoglio entregó los trozos de la Verdadera Cruz a Carlos III de Inglaterra, cabeza de una iglesia herética y cismática, cuya casa real está atada en un triple nudo con la masonería, lo que para los católicos es la religión del diablo. No todo el mundo sabe que el duque de Kent, primo del rey, es el Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra, la obediencia masónica más antigua del mundo, fundada en 1717, archienemiga de la Iglesia católica. Su hermano, el príncipe Michael, es Gran Maestre de la Gran Logia de  Mark Master Masons, y entre estos últimos, no menos de cinco soberanos ingleses se han puesto el delantal. Entre ellos figuran Jorge VI, Gran Maestro de la Gran Logia de Escocia, y Eduardo VII, Gran Maestro de la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Las reliquias, que hasta ahora se conservaban en la Lipsanoteca del Vaticano, fueron donadas a Carlos como Jefe de la Iglesia Anglicana. Son fragmentos del madero en el que Jesús fue crucificado y se han incrustrados en la llamada “Cruz de Gales” que abrirá la solemne procesión a la Abadía de Westminster: una ceremonia herética, por tanto.

Cuando -y si- el antipapado de Bergoglio será anulado, habrá que volver a pedir el material sagrado católico, y será toda una vergüenza.

Imagínese a nuestro Presidente de la República regalando trozos de nuestra primera tricolor a Putin, o los huesos del Soldado Desconocido a Zelensky. ¿Le gustaría?

Pues sepan que Bergoglio no es ajeno a prodigar las reliquias más sagradas de la Iglesia de Roma.

Noviembre de 2022: el antipapa regala las reliquias de SAN TOMÁS APÓSTOL, conservadas durante siglos en la catedral de Ortona, al patriarca cismático de la Iglesia asiria de Oriente.

Noviembre de 2019: Bergoglio hace SERRUCHAR LA CUNA DEL NIÑO JESÚS para enviar un trozo a Belén. Allí permanece en el ámbito católico, pero el precioso artefacto es vandalizado.

Septiembre de 2019: Entrega nueve trozos de los HUESOS DE SAN PEDRO al patriarca cismático ortodoxo Bartolomé I.

Noviembre de 2016: con motivo del 70 cumpleaños del patriarca ortodoxo cismático de Moscú Kirill, el antipapa Francisco envía una reliquia de San Francisco de Asís. ¿Comprenden? LA RELIQUIA DE SAN FRANCISCO, patrón de Italia, como REGALO DE CUMPLEAÑOS al patriarca de Putin. Ni siquiera para decir “en vista de una importante reunión ecuménica”: no. Por su cumpleaños, en lugar de un buen Magnum de Veuve Clicquot.  Y hoy Kirill, al que tratan como a un delincuente, se queda con los restos del Poverello de Asís.

Al fin y al cabo, esta disipación de las reliquias más preciadas de la catolicidad, o ultrajarlas manipulándolas, tiene UN PRECISO TRIPLE PROPÓSITO.

En primer lugar, podemos recordar el décimo de los 33 puntos de la Masonería para destruir la Iglesia“Eliminen todas las reliquias de los Santos de los Altares y luego los Altares mismos. Eliminar la ley Eclesiástica que quiere la celebración de la Santa Misa sólo en los Altares que contienen Reliquias”.

El segundo objetivo es aniquilar la Tradición Católica, que siempre ha dado un culto especial a las reliquias.

El tercero es complacer a las iglesias cismáticas/herejes para construir el habitual sincretismo globalista anticristiano del que ya hemos escrito .

Pero no se escandalicen: Bergoglio no es el verdadero papa, como hemos demostrado hasta la saciedad, ya que el Santo Padre Benedicto XVI se hizo exiliar a la sede impedita y fue el único pontífice hasta su muerte. En estos dos cortos documentales:

“Dies Irae” e “Intelligenti pauca”. En ellos se describe el panorama completo de la situación.

Ahora, para salir de la pesadilla antipapal y de la sede vacante, bastaría con aplicar el último paso del dispositivo canónico dispuesto por el Papa Benedicto, es decir, el UNIVERSI DOMINICI GREGIS que otorga a los cardenales el poder de hacer valer los derechos de la Santa Sede.

yPero por ahora no se mueve una hoja: Bergoglio puede dormir tranquilo y, cuando despierte, repartir tesoros de la fe por el mundo.

Los que podrían hacer algo son los intelectuales una cum, pero a estas alturas nos han tomado una antipatía irreversible y por eso, antes que darle la razón a Cionci o a don Minutella, aceptarían que, de la Sábana Santa, Bergoglio hiciera agarraderas para regalar a los zoroastrianos visitantes.

En ese momento nos asalta una duda atroz: si denunciamos estas cosas, no nos darán la razón porque las hemos dicho. Quizá sería mejor callar, pero si no lo decimos, ¿lo dirán?  Se aceptan sugerencias.

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