Unidad y Alianzas
Viernes 27 de enero de 2023
El proceso electoral de 2024 no será como ninguno que hayamos vivido anteriormente. Será completamente sui géneris. Podremos llamarlo la madre de todas las batallas.
Y es que en 2024 lo que se juega, no es poca cosa: es nada menos que el destino de México (y por añadidura, también de Yucatán).
2024 implica la confrontación de dos esquemas opuestos: el del oficialismo (populista, centralista, corporativista y autoritario) y el de la oposición (de libre mercado, federalista, autónomo y democrático). Entre ambas visiones, encontradas y opuestas, deberá la gente escoger.
Pero 2024 será muy especial por un detalle muy peculiar: porque tanto para e oficialismo, como para la oposición se requieren los mismos elementos para triunfar: unidad y alianzas.
Para el oficialismo, esto es trascendental, habida cuenta que su gestión de gobierno carece de logros que presumir y su oferta electoral se basa en una sola cosa: el reparto de dinero a discreción. Dada su postura vertical sus circunstancias son idénticas a nivel nacional y local: se hará lo que ordene el presidente.
El problema es que la economía mexicana no crece desde hace años por la falta de inversión privada, provocada por un gobierno enemigo del empresariado y se sostiene con alfileres, basada en turismo y remesas. Si existieran condiciones que alterasen el flujo de recursos proveniente de estas vías, MORENA estaría herido de muerte.
Los partidos que se agrupan alrededor de la 4T requieren unidad para poder contar con proyecto y rumbo y con una base social que impulse sus propuestas. El problema es poner de acuerdo personalidades tan rijosas e indisciplinadas como las que nutren a los partidos que convergen en el lopezobradorismo.
Las alianzas por tanto que hace la 4T son siempre interesadas y se basan en mantener intereses y privilegios, tanto personales, como de grupo y pervivirán mientras haya dinero que regalar. Cuando los recursos falten, todo se acaba. Recordemos lo sucedido en época de Echeverría y López Portillo.
A la oposición también le son imprescindibles unidad y alianzas. Ninguno de los partidos que la integran gana por si solo, carecen de figuras destacadas en el plano nacional y para cohesionar visiones y estrategias, urgen ambos elementos.
En el plano local se cuentan ya con figuras prácticamente definidas para posiciones relevantes como la gubernatura y la alcaldía de la capital del estado. El asunto es que la sensatez y el sentido común prevalezcan, que hayan buenos acuerdos entre sus integrantes y entre quienes aspiran, que se extingan la soberbia y el triunfalismo anticipado que aquejan a algunos y la victoria está hecha.
Solo falta en ambos casos poner nombre a la oferta a promover y esperar el veredicto popular para saber si la gente decidió con el estómago y el hígado como hizo anteriormente (vaya que lo hemos pagado) o utiliza el cerebro, cosa que a los mexicanos no se nos da a cada rato.
Seguimos pendientes…
Dios, Patria y Libertad