PARTICIPACIÓN Y COMUNIÓN EN MISAS UNA CUM JORGE MARIO BERGOGLIO
Viernes 30 de diciembre de 2022
Por Mauricio Ozaeta
Estamos ante un tema complejo y delicado, asociado a la vida o condenación eterna, el cual deberíamos abordar de otra manera. Me refiero específicamente a si podemos Comulgar con Cristo sacramentado en las Misas celebradas una cum Jorge Mario Bergoglio. Como miembros del rebaño de Cristo que tenemos a Benedicto XVI como único verdadero Papa, lo estamos haciendo mal, pues hemos caído en la pública descalificación del otro, y en la soberbia de que solamente yo puedo tener la razón, sólo yo estoy en la verdad, y quien no me siga a mí se va al infierno (es a Cristo a quien debemos seguir, y sólo hay un Salvador).
Tenemos dos vías en Dios para resolver en paz y sobre la ley del amor, “que os améis unos a otros: para que, así como Yo os he amado, vosotros también os améis unos a otros” (Jn 13,34). La primera vía consiste en que el Papa Benedicto está vivo, y es él la máxima autoridad para resolver esta situación. El Papa actual es uno de los mayores teólogos de todos los tiempos, una persona brillante en cuanto a inteligencia y sabiduría, y es el único con el poder de atar y desatar en el Cielo, en la Tierra y en el Purgatorio. La vieja discusión de si el hombre pisó o no la Luna, se podría resolver con certeza absoluta, pues las pruebas del presunto alunizaje estarían sobre su superficie (la bandera de los EEUU, el carro lunar y otras cosas dejadas, bastaría validar si allí siguen). Del mismo modo, la actual incertidumbre de si se puede ir a Comulgar en esas Misas, se podría resolver preguntándole al Papa reinante, quien tiene la autoridad para ello. La respuesta sobre si se puede o no se puede, sólo tiene una respuesta correcta y una respuesta incorrecta. Los que están en el error no tendrían más remedio que aceptar que no estaban en la verdad cuando se tuviese la respuesta pontificia. Así como la Luna sigue allí para validar si hubo alunizaje, Benedicto sigue allí para resolver esto.
Pero por supuesto sabemos que no es fácil visitar al Papa Benedicto e ir a consultarle esta cuestión, pues no sólo está preso, sino totalmente controlado en cuanto a sus comunicaciones. Por eso propongo otra vía para solucionar el asunto, y es seguir el ejemplo de la Iglesia, la cual ya ha vivido numerosas situaciones complejas en dos mil años. Desde la discusión sobre si obligar a circuncidar a los gentiles, hasta el cisma de Lutero, pasando por la crisis arriana y muchos otros momentos de dificultad, la Iglesia católica ha logrado zanjar la discusión y llegar a la conclusión correcta de manera ordenada y con la ayuda del Cielo. Pero para que Dios nos lleve a la verdad, es necesario discutir en paz, con calma, sin insultar al otro, dejando abierta la posibilidad de que mi opinión no sea la correcta, e invocando explícitamente al Espíritu Santo para que sea Él quien nos conduzca a la verdad, como leemos en el Evangelio de San Juan: “El Espíritu de verdad, Él os conducirá a toda la verdad” (Jn 16,13).
El ejemplo a seguir podría tomarse del primer concilio según se lee en los Hechos de los Apóstoles capítulo 15. Si la cuestión de someter a los gentiles a todo el peso de la ley de Moisés, se hubiese acometido como lo estamos haciendo hoy nosotros, veríamos en la Biblia a Pedro llamando a Pablo apóstata hereje, y a Santiago diciéndole a Juan que si no acepta su postura se irá al infierno. Afortunadamente eso no fue lo que ocurrió. Ellos se reunieron en Jerusalén, invocaron al Espíritu Santo, y discutieron como hermanos hasta llegar a una conclusión en la verdad. La prueba de que resolvieron asistidos por Dios está en la Biblia: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros otra carga fuera de estas necesarias: que os abstengáis de manjares ofrecidos a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación” (Hch 15,28-29).
Lo estamos haciendo mal. Pero tenemos la oportunidad de hacerlo bien. En el rebaño de Cristo que permanece fiel al Papa Benedicto hay expertos en teología y derecho canónico. Si nos decidimos a resolver como hermanos, con humildad y respeto al otro, e invocamos explícitamente al Espíritu Santo, podremos llegar a la verdad y así aportar al plan salvífico de Dios, esto es: salvar almas. Ir a Misas una cum Bergoglio no es lo mejor, por supuesto que no. Pero lo que acá se está debatiendo es si es pecado mortal ir y comulgar en esas Misas. Quien tiene acceso a una Misa una cum Benedicto a ésa debe ir. Pero no todos la tienen.
Dicho todo lo anterior, procederé a aportar mi opinión sobre el tema, sin imponerla sobre nadie y sin afirmar que sólo yo puedo tener la razón. Expondré a continuación una lista de contradicciones en las que, según mi punto de vista, caen los que afirman que comulgan en pecado mortal quienes lo hacen en Misas que se celebran en unión a Francisco, quien sabemos no es Papa, y muy posiblemente está incluso excomulgado.
- El Catecismo en el #1857 dice lo siguiente: “Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento”. Los que afirman que se comulga en pecado mortal por ir a esas Misas contradicen este punto del Magisterio, pues sin pleno conocimiento no hay pecado mortal. Y aún los que afirman que ahora sí hay conocimiento porque ellos así lo dan a conocer, están asumiendo que su opinión es la verdad absoluta o que sus ideas se convierten en Magisterio. Yo pienso que están en el error, que no es pecado mortal, y no me pueden convencer que su opinión sea infalible. Al yo no tenerlo como pecado mortal, no es pecado mortal(1). Y sólo la Iglesia tiene la potestad de resolverlo.
- Si estuviesen en lo cierto y se cometiese pecado mortal por participar en Misas una cum Bergoglio y comulgar en ellas, todos o la mayoría de los que así piensan estarían en pecado mortal comiendo hoy en día su propia condenación. Los sacerdotes que hoy afirman que sí es pecado mortal, hace pocos años estaban celebrando Misas en unión a Bergoglio, pecando mortalmente y haciendo pecar mortalmente a los fieles. Lo mismo los seglares que esto opinan. Todos deberían entonces confesar ese pecado mortal antes de poder volver a comulgar. Los pecados mortales no caducan por el transcurrir del tiempo o porque se hayan olvidado, sólo la confesión puede borrarlos. Y ellos, que acusan a los demás de cometer pecado mortal por este tema, también lo cometieron, y quién sabe si ya lo confesaron. Es fácil acusar a otro de pecador, olvidando que se puede (o se pudo) estar en el mismo pecado que se está denunciando.
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entones quedaría invalidado el canon 844 §2 del Código de Derecho Canónico, según el cual en ausencia de Misas católicas se puede Comulgar en otras Iglesias que tengan sacramentos válidos. Según el #17 de la declaración Dominus Iesus del Papa Juan Pablo II, así como también según el #838 del Catecismo, algunas Iglesias separadas tienen sacramentos válidos, aunque no están en perfecta unión con la Iglesia católica, apostólica y romana (como por ejemplo las iglesias ortodoxas). Estas personas aceptan en su mayoría que Cristo se hace presente en las Misas una cum Bergoglio, y el Código de Derecho Canónico nos da el permiso de asistir a esas Misas, en ausencia de Misas una cum Benedicto. Ellos no pueden derogar el canon 844 §2, ni el #17 de la declaración Dominus Iesus, ni el #838 del Catecismo. Ni tampoco pueden afirmar que yendo a Misas una cum Bergoglio entramos en comunión con él, como tampoco yendo a una Misa ortodoxa me pongo en comunión con los ortodoxos o acepto sus errores y desviaciones, sino que únicamente asistiría por una situación extrema de falta de Misas correctas (situación prevista en el Código de Derecho Canónico, el cual nos otorga el permiso que ahora ellos pretenden quitarnos).
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces no se cumpliría la profecía de la supresión del sacrificio perpetuo, pues el Anticristo no cesaría una Misa con la cual todos los que allí comulgan se van al infierno, sino que más bien la continuaría hasta asegurar que el último católico se condenase. Otra alternativa igualmente ilógica, sería concluir que el Anticristo no es tan malo, y por eso suprimirá el sacrificio perpetuo para evitar que más almas vayan al infierno por comer su propia condenación al comulgar en Misas una cum…
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces Cristo se hace presente en esas Santas Misas para que así todos los que en ella comulgan se vayan al infierno. Terrible conclusión sería esta, horrorosa.
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces cualquier sacerdote (o incluso cualquier seglar) tendría la potestad de condenar a alguien por herejía y declarar un cisma. Su argumento es que Jorge Mario Bergoglio es hereje, y aunque sabemos que ha emitido cientos de herejías, la sentencia eclesial no ha ocurrido, el cisma no está oficializado. Dado que no tenemos la potestad de emitir esas sentencias ni podemos usurpar funciones papales, debemos aceptar que todavía hay una sola Iglesia católica en la cual está mezclado el trigo y la cizaña. Luego de que Benedicto se pronuncie al respecto o de que se emita la sentencia eclesial correspondiente (o de que Bergoglio nos excomulgue a todos nosotros), podremos entonces hablar de dos iglesias y de la imposibilidad de comulgar en la otra, como ocurrió con la crisis arriana y con el cisma luterano. Podemos hoy afirmar que Lutero es hereje porque la Iglesia así lo declaró con el Concilio de Trento, y no porque lo haya dicho un sacerdote o un seglar. En ese concilio se formalizó el cisma, a partir de lo cual debemos separarnos de los luteranos. Pero lo que ahora está ocurriendo, y no sólo es una gran contradicción sino una usurpación de poderes, es que sacerdotes y/o laicos están pretendiendo sentenciar eclesialmente a Bergoglio como hereje y declarar el cisma, lo cual no pueden hacer. Argumentan con la Suma Teológica que dice que es pecado comulgar con herejes, pero omiten u ocultan que el siguiente párrafo del mismo documento dice que es “lícito recibir la comunión y oír las misas de ellos hasta que la Iglesia pronuncie su sentencia”(2). Mientras no haya sentencia eclesial no hay pecado. Es lícito ir y comulgar según Sto. Tomás.
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces las personas tendrían que decidir entre irse al infierno por pecado mortal contra el tercer mandamiento (por faltar a Misa los domingos), o irse al infierno por comulgar en esas Misas. Esto es un total sinsentido. Dios no puede ponernos en una disyuntiva moral en la cual todas las alternativas te llevan a pecar. El número de Misas una cum Benedicto son poquísimas, y para la mayoría inexistentes o extremadamente complicado de ir, a cientos de kilómetros. Entonces, quien no cuente con esas Misas una cum Benedicto, no tendría más remedio que decidir si ir al infierno por uno u otro pecado mortal.
- Dice la Biblia lo siguiente: “Pues Yahvé, el Señor, no hará nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas” (Am 3,7). Por un amor inconmensurable a sus hijos, Dios anticipa en la Biblia los sucesos futuros concernientes a la salvación de las almas. Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces tendríamos que concluir que falló la Palabra de Dios, pues en la Biblia no fue advertido que en este tiempo todos los católicos estarían comiendo su propia condenación por esta razón en discusión. Deberíamos quizá concluir que el buen Dios nos advirtió de algunas cosas necesarias para salvarnos, pero no todas. En la Biblia está la toma del trono de Pedro por parte del maligno, la gran apostasía que estamos viviendo, la manifestación del anticristo, las guerras y plagas que se vienen, la profanación eucarística masificada, los consejos de Jesús para que podamos salvarnos, es decir, todo lo relevante del final de los tiempos. ¿Por qué habría de fallar Amós 3,7? ¿Podríamos concluir que Dios pasó por alto advertirnos sobre esta enorme posibilidad de condenarnos?
- En el último mensaje del libro azul del Padre Gobbi, titulado “Todo os ha sido revelado”, la Santísima Virgen afirma que todo lo que debíamos saber para salvarnos nos fue revelado. Mientras una persona baja al infierno por haber comido su propia condenación participando en Misas una cum Bergoglio, debería acotarle a la Madre que ese mensaje debió titularse: “Casi todo os ha sido revelado”, reclamándole con razón que ese aspecto absolutamente necesario para salvarse no fue revelado por anticipado, preguntándole quizá si se trató de un olvido de ella o si Dios se lo prohibió.
- Sabemos que el Papa Benedicto XVI dejó las riendas administrativas del Vaticano como un acto de valentía, asumiendo su terrible martirio de convertirse en recluso de masones infiltrados, buscando solamente el mayor bien posible para la Iglesia y la salvación de las almas. Él es el dulce Cristo en la tierra sufriendo la segunda Pasión, la del Cuerpo Místico de Jesús, según se había predicho en el Catecismo numerales #675, #676 y #677. Pero si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces tendríamos que concluir exactamente lo contrario, es decir, que la decisión de Benedicto XVI lo que hizo fue llevar a las almas al infierno, conduciendo a todos los católicos a comer su propia condenación por la casi total ausencia de Misas una cum Benedicto.
- Si tuviesen la razón los que afirman que se Comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, ¿entonces por qué el Papa Benedicto no ha avisado al rebaño de Cristo que van casi todos al infierno por esa razón? Al menos en “Código Ratzinger” nos hubiera mandado algún mensaje o señal. ¿O no es tan relevante el tema de que millones vayan al infierno para que se le haya pasado por alto? Si ellos tuviesen razón, tendríamos que concluir que Benedicto es un pastor que no está haciendo nada para evitar tanta condenación, dejando que se pierdan eternamente las ovejas de Cristo.
- Si tuviesen la razón los que afirman que se comulga mortalmente en las Misas una cum Bergoglio, entonces la correcta decisión de un católico sería abandonar a Cristo en su nueva flagelación, que es la comunión en la mano, y la comunión impartida por manos no consagradas (no sacerdotales). La Santísima Virgen estuvo allí con su Hijo cuando estaba siendo flagelado; más fácil y menos doloroso le hubiese resultado quedarse en casa. La invitación a dejar solo a Jesús en su nueva flagelación bien podría ser una tentación de abandonarle, y yo así lo creo. Yo no voy a una Misa una cum Bergoglio a unirme a ese falso Papa o a sus herejías, pues realmente voy en fuerte y total unión con el Papa Benedicto XVI. Si tengo que ir a esas Misas, voy a consolar a Cristo, a reparar, a participar de su Pasión como San Juan.
Lo anterior resume mi posición al respecto. Yo respeto la opinión de los demás, sin insultar ni descalificar a nadie. Del mismo modo pido que mi opinión sea respetada, y cordialmente pido no ser descalificado ni insultado por quienes piensan diferente. Además yo no me creo dueño de la verdad, ni profeso mis ideas o conclusiones como algo que deba aceptarse so pena de condenación eterna. Del mismo modo sugiero a mis hermanos en Cristo compartir sus ideas y conclusiones con la humildad de sabernos todos falibles, ya que el único infalible es Dios. Si yo estuviese equivocado, así lo admitiré y públicamente lo diré, e invito a todos a aceptar el mismo reto de humildad.
Esta carta es un llamado a un armisticio, a deponer la soberbia y las armas de la violencia verbal. Es sobre todo y principalmente un llamado a la unidad en Cristo: “Que todos sean uno, como Tú, Padre, en Mí y yo en Ti, a fin de que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que ere Tú el que me enviaste” (Jn 17,21). El Cielo nos ha enseñado cómo resolver estos temas complejos y delicados, nos ha dado los dones y las herramientas para llegar a la verdad en esto, y nos llama a hacerlo con la participación activa del Espíritu Santo, Señor y dador de vida, quien habló por los profetas, y llevó a la Iglesia a la unidad y a la verdad.
Demostrémosle al buen Jesús que somos discípulos suyos, amándonos entre nosotros de manera ejemplar, sobre la base de la caridad y el respeto mutuo: “En esto reconocerán todos que sois discípulos míos, si tenéis amor unos para otros” (Jn 13,35). Si resolvemos este tema en caridad, unidad, y bajo la acción del Espíritu Santo, estaremos mejor preparados para resolver tantos otros temas complejos que vendrán a futuro. Pero si no lo hacemos bien, ya el maligno comienza a degustar la satisfacción que tendrá con todos los nuevos casos futuros, en los que seguiríamos desuniéndonos, insultándonos y condenándonos. No le demos esa satisfacción. Hagamos felices a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, demostrémosles que en cada situación podemos decidir como ellos, obrar como ellos, y tratarnos como ellos. Bendiciones a todos.
Chapó por el análisis, Dios le bendiga ¿me da permiso para leerlo en mi canal para que llegue a más gente? , un fuerte abrazo.
Con gusto