La historia oculta de Taxi Driver: del magnicidio que inspiró al origen de la frase icónica de De Niro
Lunes 5 de diciembre de 2022
Al igual que las personas, las películas tienen un aura a su alrededor. Para algunas, ese halo es colorido y vistoso. En otros casos, es absolutamente gris e intrascendente. Pero muy pocas consiguen tener un magnetismo oscuro que las rodea para siempre. Taxi Driver es uno de los films que consiguió esta particular combinación. A partir de una historia truculenta, ocurrida en una Nueva York que ya no existe, su protagonista navega en lo más profundo de la demencia y suciedad de una urbe totalmente enferma.
Es tal la conexión con el público de la película dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro que en la Argentina se reestrenó hace tres semanas y todavía sigue en cartel con salas colmadas de gente. Eso demuestra que, a pesar de ser una semblanza de una ciudad desquiciada que ya no existe como tal, la intensidad de su relato sigue conmoviendo.
De que se trata “Taxi Driver”
Taxi Driver es un thriller dramático dirigido por Martin Scorsese que se estrenó en 1976. No es una película más: es el exponente más fiel de la corriente conocida como Nuevo Cine Americano, integrada por cineastas que vinieron a romper el status quo de un Hollywood, por esos años, venido a menos. La crisis económica era feroz y estaba estaba saliendo, por fin, de la Guerra de Vietnam que duró dos décadas.
Scorsese integró este grupo, también conocido como “La generación de los ‘70″, junto a Francis Ford Coppola, Michael Cimino, Ridley Scott, Brian De Palma, Robert Zemeckis, Steven Spielberg y George Lucas, entre otros. La gran mayoría de estos realizadores forjaron buena parte de la estructura de la industria cinematográfica de los ‘80 y los años que siguieron después.
El argumento de Taxi Driver trata sobre la vida de un excombatiente de la Guerra de Vietnam que, luego de regresar del conflicto bélico, maneja un taxi por la noche de la ciudad de Nueva York, una Gran Manzana que no tiene nada que ver con su esplendorosa actualidad.
“La noche es para los animales. Algún día una buena tormenta arrasará con toda la basura de la calle”, dice Travis Bickle, el taxista que encarna Robert De Niro, en la impactante escena inicial, que anticipa lo que puede pasar. Su personaje comienza así un recorrido por Nueva York casi como un cazador: primero observa, luego estudia y finalmente ejecuta, todo rodeado de imágenes en las que lo rústico, lo decadente y lo extremo se entrelazan en un mismo sentido.
Entre proxenetas, drogadictos, cines pornográficos abiertos las 24 horas y prostitutas, Bickle intenta tapar su propia locura que lo persigue desde Vietnam. Así, se obsesionará con una joven voluntaria de una campaña política (Cybill Shepherd) y luego buscará salvar a una adolescente que vende su cuerpo en la calle (Jodie Foster) de ese mundo sórdido del que no podrá escapar.
Cómo se filmó “Taxi Driver” y por qué había tanta basura en las calles
La violencia que se expone en las imágenes de Taxi Driver son directamente proporcionales a lo que pasaba de manera real en la calle. Si algo tiene el Nuevo Cine Americano es que en muchas de sus películas se usa el contexto real de un lugar para darle forma a la ficción. No hay nada prefabricado: las calles de Nueva York eran tal cual se las ve en la pantalla.
“No teníamos que ‘vestir’ la ciudad para que pareciera un infierno”, comentó el cineasta a la revista Vulture en 2015. En los ‘70, las noches neoyorquinas eran presas de una época en la que había una explosión de sexo alrededor de Times Square, debido a la legalización de la prostitución y los negocios relacionados. Esto ayudó a darle un marco justo a la trama ideada en el guion por Paul Schrader y llevada a la imagen por Scorsese.
“Se me ocurrió la metáfora del taxi: este ataúd de metal que se mueve por la ciudad con este chico atrapado en él que parece estar en medio de la sociedad pero en realidad está solo. Sabía que si no escribía sobre este personaje, comenzaría a convertirme en él, si no lo había hecho ya”, explicó el guionista, en una entrevista con The Hollywood Reporter en 2016.
Es decir que lo que se ve de Travis Bickle es mucho de autobiográfico del propio creador de la trama, potenciado por un contexto violento, oscuro y rabioso. Scorsese ya tenía experiencia de retratar a Nueva York de la misma forma en Calles salvajes, de 1973, también con Robert De Niro como protagonista.
Para lograr ese clima tan espeso, tóxico y oscuro, el realizador tuvo una ayuda extra. Muchas de las imágenes del comienzo del film muestran desperdicios volando por las veredas y toneladas rebalsando los grandes tachos que había, en ese momento, en Nueva York. Todo era 100% real: la ciudad estaba en el medio de un conflicto gremial.
Desde 1974 que Scorsese empezó a rodar Taxi Driver con una agenda muy acotada y grandes dificultades de logística. Esto es, a su vez, su mayor logro. Toda su conformación casi artesanal es lo que se transmitió en pantalla y lo que le dio, al mismo tiempo que el profundo argumento, su fisonomía de clásico.
En la entrevista con Vulture, el realizador explicó cómo lidió con las complicaciones que enfrentó y, para eso, citó a uno de los referentes de la La Nouvelle Vague, la corriente cinematográfica europea que definió a toda su generación. “Hubo tanto una ola de calor como una huelga de basura durante el tiempo que estabas filmando Taxi Driver. ¿Qué tipo de desafíos presentó eso?”, le preguntaron.
“Grandes. Pero fue genial, porque todo era perfecto para la película. (François) Truffaut hizo una declaración justo antes de morir, sobre el hecho de que cuando estás haciendo una película, estás en un estado de fuga. Así que las dificultades, las oportunidades, los errores y las sorpresas se mezclan”, definió.
Cuál fue el origen de la frase más famosa de Robert De Niro en “Taxi Driver”
Esos desafíos estaban dados, además, con el presupuesto que tenía Scorsese. Al ser una película muy independiente, Columbia Pictures destinó algo más de un millón de dólares para su rodaje, una cifra bajísima, pero necesaria por la crisis que enfrentaba la industria. Esto acotaba considerablemente la ganancia de quienes trabajaron en ella, sobre todo, teniendo en cuenta el perfil alto que había conseguido el protagonista una vez arrancada la producción.
Luego de sellar el acuerdo para trabajar en Taxi Driver, Robert De Niro ganó un Premio Oscar por su papel del joven Don Corleone en El padrino II. Esto hizo temblar a los productores que creyeron que iba a pedir más plata. No fue así. El actor cobró solo 35 mil dólares por su rol de Travis Bickle.
Scorsese tampoco recibió mucho más. El director obtuvo solo 65 mil dólares de salario por ponerse detrás de cámaras, pero mucho no importó porque todo fue un éxito rotundo. De acuerdo a IMDb, Taxi Driver recaudó a nivel internacional algo más de 28 millones de dólares, una ganancia exorbitante. Además fue nominada a cuatro premios Oscar.
Una de las escenas más reconocidas por cualquier cinéfilo es cuando Travis empieza con su trance desquiciado previo al raid de muerte que ejecuta sobre el final. “¿Me hablas a mí?”, grita ante un espejo, mientras desenfunda su arma desde el mecanismo que inventó debajo de la manga de la campera.
Las líneas que pronuncia Robert De Niro fueron absolutamente improvisadas y tuvieron una doble inspiración. En el guion solo decía “Travis se mira al espejo”, pero a Scorsese le pareció hacer algo más jugado. La primera referencia que se tomó tiene que ver con otra película, una escena que hace Marlon Brando en Reflejos en tus ojos dorados, de 1967: son algunos pocos segundos en los que balbucea vestido como militar frente a un espejo.
Pero la frase, en realidad, es una cita directa que sacó a relucir De Niro para lograr que su personaje hable con él mismo. En el momento de interpretar la escena, recordó que cuando estudiaba actuación había un ejercicio en el que debían repetir diferentes interpretaciones de una misma oración. “¿Me estás hablando a mí?”, decía casi como una obsesión psicótica uno de sus compañeros, algo que encajó perfecto con su creación.
El intento de magnicidio inspiró la película “Taxi Driver”
Junto a otras películas de la época, Taxi Driver generó una revolución en la manera de rodar, plantear tramas y ejecutar escenas. Por eso todavía sigue siendo tan relevante para el cine. Pero, a su vez, también entró en la cabeza de una persona que estuvo a punto de cometer un magnicidio.
En 1977, John Warnock Hinckley Jr., un joven nacido en Oklahoma y criado en Dallas en 1955, se volvió fanático de Taxi Driver. De acuerdo al diario Washingtonian vio 15 veces seguidas a la película protagonizada por De Niro. El problema fue la idea que creció en su cabeza: se obsesionó con Jodie Foster.
Hinckley Jr. empezó a hacer de todo para llamar la atención de ella. Según lo que puntualiza el medio All That Interesting, persiguió a Foster hasta New Haven, Connecticut, donde la actriz se había matriculado en la Universidad de Yale: llegó a dejarle cartas en su dormitorio y trató de contactarse con ella.
La cuestión empezó a transformarse en algo más grave cuando Hinckley Jr. acosó al presidente Jimmy Carter, con el objeto de intentar captar la mirada de Foster. Pero el paso más violento lo dio unos meses después de que los republicanos recuperaran el poder en la Casa Blanca, a fines de 1980. En ese momento decidió cometer un asesinato.
Hinckley Jr. le había redactado una carta a la actriz, anticipando sus movimientos. “¡Tengo que hacer algo ahora para hacerte entender, en términos muy claros, que estoy haciendo todo esto por tu bien! Al sacrificar mi libertad y posiblemente mi vida, espero que cambies de opinión sobre mí”, escribió.
El 30 de marzo de 1981 John Warnock Hinckley Jr. se apostó frente al hotel Washington Hilton para esperar por la salida del entonces presidente Ronald Reagan y ejecutar su plan. Disparó 6 meses: hirió al mandatario y a otras tres personas. Fue declarado no culpable por demencia. En 2016 recuperó la libertad, que quedó completamente libre de restricciones en junio de este año.