Los comentarios monstruosos de Francisco en el avión
Martes 8 de noviembre de 2022
Todos conocemos ya el juego del avión papal. Siempre resulta un escándalo, pero a Francisco no le importa, ni se frena.
Claro, nada de lo que dice es Magisterial, pero todos sabemos que independientemente de los puntos más finos del derecho canónico o la teología moral (o eclesiología o teología para el caso) Francisco habla sin prudencia, y aquellos que desean romper la enseñanza de Cristo y los Apóstoles en algo que encuentran más aceptable o más cómodo dado sus pecadillos personales, saltan en cada una de sus palabras para justificar cualquier blasfemia que buscan respaldar.
Una demostración perfecta de esto es que, a la vuelta de Bahrein, Francisco ofreció una justificación para añadir a los pro-abortistas como miembros de la Academia Pontificia para la Vida. Como informa el National Catholic Register:
«Mientras hablaba de los dones de las mujeres durante una conferencia de prensa en vuelo el domingo, el Papa Francisco mencionó el reciente nombramiento de una economista pro-aborto a la Academia Pontificia para la Vida.
«Lo he visto en el Vaticano; cada vez que una mujer entra a trabajar en el Vaticano, las cosas mejoran», dijo el Papa el 6 de noviembre en el vuelo a Roma desde Bahrein.
Mencionó varios puestos ahora ocupados por mujeres, citando también, por su nombre, a la economista pro-aborto Mariana Mazzucato.
«Y ahora, pongo en el consejo de la familia a Mazzucato, que es una gran economista de Estados Unidos, para dar un poco más de humanidad a esto», dijo.
Mazzucato, conocida por su trabajo de promoción del papel del sector público en el fomento de la innovación, fue una de las siete académicas nombradas por el Papa el 15 de octubre para cumplir mandatos de cinco años en la Academia Pontificia para la Vida.»
¡¡¡La cuenta de Twitter del PAL fue directamente a esto como si fuera toda la justificación necesaria para AÑADIR A UN PRO-ABORTO A LA ACADEMIA POR LA VIDA!!!
Nada dice «Francisco» del nombramiento indefendible de una economista que parece abrazar cada idea a la que la Iglesia se opone. Como he considerado durante mucho tiempo, las acciones de Francisco hablan más fuerte que sus palabras y ¿qué podría encajar mejor que nombrar a una mujer que aboga por la matanza masiva de niños no nacidos siendo nombrada para la Academia que fue creada para promover la enseñanza de la dignidad esencial de la vida humana?
En términos de discusión, ¿qué podrían lograr tales voces en la Academia, aparte de diluir la enseñanza de la Iglesia; presentando un punto de vista contrario a la preeminencia de las cuestiones de la vida?
Paglia – el hombre que Francisco puso a cargo de la Academia Pontificia para la Vida defendió el nombramiento de Mazzucato diciendo:
«Si bien la Iglesia Católica se opone al aborto, reconoce que en algunas situaciones las personas de buena voluntad pueden apoyar las leyes y las políticas públicas destinadas a reducir el recurso al aborto, aunque permitiendo el procedimiento en algunos casos.»
También intentó argumentar que los tuits de Mazzucato eran «pro-elección» pero no «pro-aborto». – Lo que me pareció un insulto a la inteligencia de la gente, tanto como discutir sobre un punto de gramática que no supone absolutamente ninguna diferencia con los hechos. Si acaso, es adoptar el lenguaje que el lobby pro-aborto insiste en que adoptemos, un lenguaje que pretende anestesiarnos de la realidad del acto de acabar con una vida de los más inocentes mientras son más vulnerables. Pregúntese, ¿por qué el director de la Academia Pontificia para la Vida adoptaría y defendería ese lenguaje? ¿Por qué un católico lo haría? Es realmente demoníaco, ¡no puedo ver cómo podría ser otra cosa!
Los comentarios de Francisco sobre este nombramiento son, como mínimo, vergonzosos. Dejan al descubierto su preferencia por el utilitarismo sobre la verdad, un rasgo que ha sido demasiado evidente a lo largo de su reinado como pontífice. Esta dirección «en la que la moralidad de los actos humanos [se] juzga sin ninguna referencia al verdadero fin último del hombre» (Veritatis Splendor #74) constituye un ataque directo a la verdad católica.
Es el Romano Pontífice, cabeza de la Iglesia católica en un momento en que el Evangelio está cada vez más presionado y raramente escuchado por los fieles. En lugar de hacer que su prioridad sea asegurar que la gente escuche la Buena Nueva, Francisco se dedica a la ofuscación y a los sofismas jesuíticos en cada oportunidad, contradiciéndose a sí mismo y a la enseñanza establecida de la Iglesia cada vez que se le pregunta algo y nunca aclara ninguno de sus desconcertantes comentarios.