Causa mucho daño a la fe y a los creyentes, el magisterio lleno de errores doctrinales de Bergoglio
Miércoles 7 de septiembre de 2022
En la pasada visita a Canadá, Bergoglio dejó claro su profundo desprecio por la tradición y la doctrina católicas, al afirmar: Nos toca hacernos cargo de la tradición que recibimos, porque la tradición es la fe viva de nuestros muertos. Por favor, no la convirtamos en tradicionalismo, que es la fe muerta de los vivientes, como dijo un pensador.
Ese pensador que citó, es el estadounidense, Jaroslav Pelikan, quien se pasó del luteranismo a la Iglesia Ortodoxa.
Pero el argentino se equivoca rotundamente. Ni la tradición ni el tradicionalismo, son fe muerta.
La Palabra de Dios nos dice cuál es la verdadera fe muerta: «Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (Santiago 2:26).
Esto es lo que señala la Palabra de Dios: Quien no cumpla con sus mandamientos, aunque crea, por el pecado mortal su fe está muerta y de morir sin la gracia santificante, perecerá eternamente.
La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la PRESERVACIÓN y transmisión del fuego.
Sobre los tradicionalistas, S.S. San Pío X dijo:
«Los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas», luego, el tradicionalismo no es lo que dijo el ex pastor protestante Jaroslav Pelikan: «la fe muerta de los vivientes», Pelikan es un personaje, cuyas palabras fueron citadas por Francisco en el viaje a Canadá, como si formaran parte del magisterio católico.
Magistralmente enseña S.S. Pío XIl:
“Pero la tradición es algo muy distinto del simple apego a un pasado ya desaparecido; es lo contrario de una reacción que desconfía de todo sano progreso.
La propia palabra, desde un punto de vista etimológico, es sinónimo de camino y avance… la tradición significa también un caminar hacia adelante, pero un caminar continuo, que se desarrolla al mismo tiempo tranquilo y vivaz…
Gracias a la tradición, la juventud, iluminada y guiada por la experiencia de los ancianos, avanza con un paso más seguro, y la vejez transmite y entrega confiada el arado a manos más vigorosas que proseguirán el surco comenzado.
Como lo indica su nombre, la tradición es el don que pasa de generación en generación, la antorcha que, a cada relevo, el corredor pone en manos de otro, sin que la carrera se detenga o disminuya su velocidad.
Tradición y progreso se complementan mutuamente con tanta armonía, que así como la tradición sin el progreso se contradice a sí misma, así también el progreso sin la tradición sería una empresa temeraria, un salto en el vacío”.
(Discurso de Pío XII a la Nobleza y al Patriciado Romano, “L’Osservatore Romano”, 20 de Enero de 1944).
Los errores doctrinales en el magisterio, causan mucho daño a la fe y a los creyentes, reiteramos.
Aquellos que predican contra todo lo que la Iglesia de Cristo ha enseñado durante veinte siglos, caen bajo el juicio de la Escritura:
Me maravillo de que tan pronto, abandonando al que os llamó a la gracia de Cristo, os paséis a otro evangelio. No es que haya otro; lo que hay es que algunos os turban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros o un ángel del cielo os anunciase otro evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema. Os lo hemos dicho antes, y ahora de nuevo os lo digo: Si alguno os predica otro evangelio distinto del que habéis recibido, sea anatema.
Gal 1,6-9
Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán herejías perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató, y atraerán sobre sí una repentina ruina.
2ª Ped 2,1
Si eres católico por gracia de Dios, debes huir de ellos, sean quienes sean:
Todo el que se extravía y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina, ése tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no lleva esa doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda comunica en sus malas obras.
2 Jn 9-11
Huye de los lobos. Recuéstate en los brazos del Buen Pastor, que es Cristo. Y no dudes que Él limpiará su Iglesia de tanta maldad. La ama demasiado como para dejarla en manos de quienes pisotean su sangre derramada en el Calvario para nuestra salvación.
Seguimos pendientes…