El generoso gesto de Pedro Infante que marcó la vida de un adulto mayor
Pedro Infante era una celebridad de buen corazón, faceta que muchas personas conocían.
Pedro Infante siempre fue generoso con sus fans, a los cuales les dejó una carta de agradecimiento antes de morir, pero también era conocido por su buen corazón y alguna vez tuvo un enorme gesto con un adulto mayor que marcó su vida para siempre.
¿Cuál era la frase de vida de Pedro Infante?
El actor mexicano era una de las celebridades más famosas en el mundo artístico, siempre andaba de buen humor y era raro verlo gritar. Además, siempre se acercó a todos aquellos que pidieron su ayuda.
Es tonto aquel que no se ría”, decía el actor mexicano como frase celebre, ya que creía que el buen humor era parte de una vida saludable.
Lejos de los papeles que realizó en el cine, como macho mexicano, hijo respetuoso de su padre aunque tuviera la razón, amigo incondicional, hombre de honor, romántico, en realidad, el Charro Mexicano era un pícaro simpático y siempre agradecido con sus fanáticos.
Además, Pedro Infante no era presuntuoso, usaba algunas cosas de lujo, pero parecía importarle poco el dinero, ya que para el cantante era una situación pasajera en la vida y lo más importante era la felicidad.
¿Cuál es el generoso gesto que tuvo Pedro Infante con un anciano?
El ‘Ídolo de Guamuchil’ poseía un hermoso sarape de Saltillo, el cual era la envidia de muchas personas, desde famosos hasta miembros del ejército. Incluso cuentan que le ofrecieron una gran cantidad de dinero para adquirirlo y siempre se negó.
Pero en una ocasión que iba rumbo a Guadalajara junto con José Alfredo Jiménez, ambos tenían apetito y se detuvieron en un humilde puesto de comida que era atendido por un abuelito que tiritaba de frío.
Una vez que lo vio echó un témpano, Pedro Infante se quitó el famoso sarape y cubrió al abuelito para que se le quitara el frío. El maestro José Alfredo se vio sorprendido, ya que ese sarape jamás se lo había quitado para ofrecerlo a alguien.
Y no sólo fue el sarape, Pedro Infante también sacó un buen fajo de billetes de su bolsa y se lo dio al hombre para que tuviera una semana próspera.
«Andele jefecito, váyase a dormir; ya no es hora de que esté aquí», le dijo en aquella ocasión Pedro infante.
En ese entonces, los encargados o subordinados solían agradecer al besar la mano de alguien, el viejecito lo intentó, pero Pedro Infante no quiso el gesto y le dijo que mejor se fuera a su hogar.
Este era una faceta de Pedro Infante muy conocida, el rico que derrochaba en detalles para los desprotegidos o aquellos que necesitaban ayuda. El dinero no le importaba, sino una verdadera sonrisa en la gente.