José María Napoleón, la leyenda que renunció a su gran pasión para convertirse en el poeta de la canción
Todo empezó por casualidad para José María Napoleón. El cantante y compositor de 73 años ha decidido poner punto final a una exitosa carrera que, visto en retrospectiva, representó un antes y un después para el panorama musical mexicano. Sin embargo, en un principio Napoleón, como se le conoció popularmente, tenía un sueño muy ajeno a las pistas y letras. Quería ser torero y, paradójicamente, mientras buscaba materializar esa pasión, encontró el camino que supo recorrer con brillo y talento durante 50 años.
Nacido en Aguascalientes, José María se apasionó por el mundo de la tauromaquia desde chico. En un viaje a Monterrey, sitio en el que pretendía encontrar oportunidades en corridas de toros, sus amigos, estudiantes del Tec, le jugaron una broma y lo inscribieron en un concurso de canto. Ahí fue cuando todo cambió para él. Aunque no abandonaba su pasión por el toreo, ya comenzaba a germinar en su corazón el amor por la música, un talento que ciertamente le era natural.
Así quedó demostrado cuando, tras escucharlo cantar en un camión, Víctor Iturbe El Pirulí, mítico cantante de boleros, lo recomendó en una casa productora. A partir de ese momento, todo sucedió muy rápido en la vida del Poeta de la Canción. Tras forjar una amistad con Pati Chapoy en 1973, Napoleón tuvo algunas presentaciones el reconocido programa Siempre en domingo, de Raúl Velasco.
En 1976, todo un continente supo de su existencia y de su descomunal creatividad, porque no hay duda de que en José María siempre anidó un repertorio mental que cualquier cantante de altos vuelos habría deseado. Basta decir que su opus magnum nació en un arrebato de inspiración. Mientras esperaba un almuerzo en casa de sus padres, Napoleón salió al patio y, de la nada, una frase interrumpió sus pensamientos: «Nada te llevarás cuando te marches». Ese fue el verso inicial de Vive, una canción que ni siquiera sabía cómo titular después del derroche de creatividad que había tenido en cuestión de minutos.
El tema fue la bomba del OTI 1976. Cuando Napoleón quedó fuera del concurso, todo estalló. «Fue una canción tan buena, que a todos nos dio mucho coraje que no ganara. El teatro casi se nos viene encima porque todos quería que Napoleón ganara», dijo el arreglista Jonathan Zarsoza para TV Azteca. Y es que si algo distinguió a este ilustre cantautor, fue esa capacidad para plasmar sentimientos, muchos de ellos provenientes de su vida personal. Como fue el caso de su canción Ella se llamaba Martha, otro de los grandes éxitos de Napoleón, dedicado a Martha Ortiz, con quien sostuvo un intenso amorío que quedó eternizado en una melodía que ha recorrido transversalmente a tres generaciones.
Ni siquiera el veto que sufrió en 1985, cuando Televisa reprobó que se uniera a la disquera Ariola, limitó los alcances artísticos de los que goza hasta hoy. Incluso se dio tiempo de incursionar activamente en la tauromaquia para luego retomar la actividad musical. «Sé que buenamente he entregado 30 años de mi vida a Televisa, pero un día, cuando me invitaron a participar en un especial navideño de ‘Siempre en Domingo’, me enteré de que estaba vetado», contó el cantante en 2001 para El Universal.
Aunque ciertamente ese impiadoso veto fue un duro golpe a nivel comercial, pues nunca volvió a tener la gloria de los 80, su prestigio ya estaba más que labrado. Su talento para verbalizar emociones lo llevó a componerle temas a Plácido Domingo, Vicente Fernández, Antonio Aguilar y su gran amigo, José José, que en la antesala del lanzamiento de un álbum musical quería una canción y llamó a Napoleón para preguntarle si le sobraba una canción. «Que me sobre, no. Pero mando esto, titúlala como quieras», recordó José María en entrevista para TV Azteca. La canción terminó por llamarseLo que un día fue no será, un éxito incontestable.
El anuncio de su retiro, que vendrá sucedido por una gira en las principales ciudades de México, no hace sino agitar la nostalgia musical de un país que ha disfrutado por 50 años de un poeta que decidió ejercer de músico. «A veces queremos permanecer no pudiendo hacerlo ya, tiene que haber un momento para todo en la vida, por eso nacemos y morimos”, reflexionó en su anuncio brindado en el Auditorio Nacional. José María Napoleón jamás perdió el aire emocional ni en los días buenos ni hoy, que tiene que enmarcar su adiós definitivo de los escenarios a los que llegó casi sin desearlo.