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La visita de Ramírez Marín a Dos Bocas

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Sagaz e inquieto como es y aprovechando su gran capacidad de diálogo, que lo ha convertido en el más importante parlamentario de los tiempos modernos, el senador priista por Yucatán, Jorge Carlos Ramírez Marín, tomó al vuelo una invitación de la Secretaria de Energía Rocío Nahle, para visitar la refinería de Dos Bocas, obra insignia de la administración federal en turno y percatarse de la realidad de lo que acontece.

Sacando raja de su prestigio como parlamentario y de gran constructor de acuerdos y aprovechando la coyuntura política actual que lleva a MORENA a coquetear con todos los actores políticos en aras de atraer prosélitos a sus filas, Ramírez Marín se integró a una comitiva chabacana, integrada por legisladores morenistas, que a leguas se notaba acudieron para hacer turismo legislativo y pasear y medrar a costillas del erario público, so pretexto de constatar el estado de los trabajos y que mañosamente trataban de dejar a su homólogo priista, fuera de las gráficas de la visita.

Pese a lo barato y a lo burdo de las insinuaciones de los legisladores lacayos del oficialismo, que insinuaban que en breve sería de los suyos, es de resaltar que la figura de Ramírez Marín es valorada y justipreciada en distintos institutos políticos, que saben hacer honor a sus virtudes y capacidades, especialmente la de empatizar y saber hacer amigos, que lo llevan a ser un gran constructor de acuerdos y arquitecto de sinergias y alianzas, en beneficio del electorado.

Pero una cosa es auspiciar el diálogo y el entendimiento entre interlocutores distintos y otra muy diferente, ponerse de hinojos y someterse al poder. Cosa que Ramírez Marín sabemos no haría, en mérito de sus principios y dado su fino olfato político, que sin duda lo lleva a percatarse que MORENA y su régimen de ocurrencias, van en picada y rumbo al fracaso total. Por tanto, suponer la defección de Ramírez Marín del tricolor, es un discurrir que ofende el genio político del legislador yucateco.

Recordemos que fue Ramírez Marín el constructor en la pasada elección de la alianza con el PRD, que en el panismo el senador cuenta con numerosas amistades que lo aprecian y valoran y que incluso en MORENA ha encontrado afinidades, como las del coordinador de la fracción, Ricardo Monreal (aunque éste ya tiene pie y medio fuera de la secta lopezobradorista). Irónicamente es en su propio partido, el PRI, donde la capacidad y el oficio político del senador han sido desdeñados.

Lo anterior, plantea una situación eminentemente injusta, pues el destacado parlamentario priista, ya ha pagado su cuota de sangre, teniendo un destacadísimo papel en los comicios pasados, donde el tricolor retrocedió en toda nuestra entidad, salvo en esta capital, en la que Ramírez Marín compitió gallardamente, enfrentando no sólo a los adversarios externos, sino también luchando contra los malquerientes internos.

De suerte tal, que si bien en política las cosas no se obtienen por merecimientos, es claro que Ramírez Marín ya tiene puntos de sobra para ser considerado una pieza clave en el priismo nacional y más aún todavía en el priismo yucateco y un interlocutor muy importante rumbo al 2024, en donde se juegan la suerte y el destino de Yucatán y de nuestra patria.

Pero haciendo a un lado estas disquisiciones sobre la valía, la capacidad y lo injusto del trato dispensado al legislador priista por su propia grey, vale decir que en la visita a la refinería tabasqueña, quedó patente lo burdo, lo vulgar, lo barato de la perspectiva oficialista, que presumió las instalaciones de la cocina y de la antesala o recepción del lugar, situaciones completamente irrelevantes y descontextualizadas de la trascendencia de las instalaciones.

Planteamos lo anterior, habida cuenta que al visitar el Centro de Mando, la guía presumió la pantalla, pero quedó manifiesto que las instalaciones distan mucho de estar listas para dar servicio y que habrá poner especial cuidado en su puesta en servicio, no sólo para que sean funcionales, sino para que no representen riesgo para sus usuarios, merced a que implican conexiones eléctricas, de gas y cibernéticas.

Dado que el legislador yucateco no transmitió en vivo desde el área industrial, no tenemos muchos elementos para poder afirmar nada a favor o en contra. Aunque si inferimos que pudiera suceder algo análogo a lo acontecido en el aeropuerto Felipe Ángeles, tendríamos motivos de sobra para estar preocupados.

Lo que sabemos de conformidad a trascendidos provenientes de fuentes diversas, es que se trabaja a marchas forzadas y no de la mejor manera, que los costos programados originalmente se han disparado de manera exponencial y que prevalece un evidente disgusto entre los trabajadores de la obra, pertenecientes al sindicato de PEMEX, que se quejan de sus condiciones laborales y de sus percepciones, por lo que aunado a las condiciones topográficas e hidrológicas, Dos Bocas es una auténtica bomba de tiempo, que puede estallar en cualquier momento y detonar un impacto que hiera mortalmente a la mal llamada cuarta transformación.

Estamos seguros que el Senador Ramírez Marín se habrá allegado una muy importante serie de datos técnicos respecto del estado de la obra, mismos que tenemos certeza de que saldrán a relucir en el momento oportuno, para desasosiego y angustia de los adoradores del nativo de la Chontalpa.

Sin duda alguna la figura del senador Jorge Carlos Ramírez Marín será de valía inestimable en la construcción de los acuerdos y compromisos nacionales y locales, que den rumbo y viabilidad a la liberación de México y sus habitantes de la pesadilla que ha significado el experimento de imponer el socialismo bananero, en el que ha fracasado rotundamente Andrés Manuel López Obrador.

Estamos seguros de que Ramírez Marín tendrá un papel destacado y fundamental en su génesis y puesta en marcha, por lo que resulta esencial para el ámbito partidista saber aquilatar todo lo que nuestro paisano representa en este esfuerzo ya próximo a ponerse en escena.

Seguimos pendientes…

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