La campaña de odio promovida por MORENA, un fracaso
Tras la estrepitosa derrota sufrida por Andrés Manuel López Obrador y MORENA en la discusión de la Reforma eléctrica, el presidente de la república ha confirmado que ha perdido la razón.
En efecto, loco de rabia, Andrés Manuel López Obrador soltó a su jauría (Mario Delgado y Citlalli Hernández) pidiéndoles cobrar venganza del revés que la oposición en pleno le propinó y que el primer mandatario considera un agravio de carácter personal.
Es por eso, que ambos dirigentes, se apresuraron a hacerse eco de la sandez proferida por López Obrador y que tildaba a los legisladores de oposición, como traidores a la patria.
Lo anterior, a despecho del texto constitucional que prescribe que los legisladores no podrán ser reconvenidos por las opiniones que manifestaren en el ejercicio de su encargo, amén de ser de todos conocido que la labor de la oposición, es precisamente, criticar y cuestionar.
Punto y aparte merece la megalomanía presidencial, que se arroga ser la encarnación de la patria y la soberanía popular, situación que pone de manifiesto que no se encuentra en posesión de sus facultades mentales y que subraya su evidente perfil autoritario.
Si no fuera por los actos vandálicos realizados en contra de casas de enlace y atención ciudadana e incluso en posesiones de los diputados opositores, este sería un tema de risa y que nos haría sentir pena por el titular del ejecutivo Federal. Lamentablemente las amenazas y el discurso de odio, han pasado a las vías de hecho.
Y como el servilismo y la falta de dignidad no tienen límites, Mario Delgado y Citlalli Hernández discurrieron la genial idea de realizar tendederos en los que las fotografías e imágenes de los legisladores de oposición fueran exhibidas, subrayando su calidad de traidores a la patria, buscando así dirigir la ira popular en su contra.
Lo malo para los dirigentes de MORENA, es que la gente los mandó al demonio, merced al pésimo desempeño de la administración federal en turno, que es posible constatar en la inflación sin freno y en el aumento constante de precios, que lastima la economía popular y cuyo daño es imposible frenar con discursos.
No obstante lo anterior, los dirigentes y militantes de MORENA en Yucatán, que se caracterizan por su abyección, servilismo y actitud lacayuna, se apresuraron a intentar el linchamiento.
Para su mala fortuna, los yucatecos no hicieron eco a sus berrinches y no se prestaron a semejante despropósito, de suerte tal, que han debido limitarse a colgar sus panfletos en las rejas y en las casas de sus escasos seguidores.
Es claro que la campaña de odio no arraigó en Yucatán, una tierra que se caracteriza por tener un electorado pensante y analítico y cuya virtud principal es su naturaleza pacifica y actitud tolerante.
Las redes sociales han sido testigos del fracaso de la campaña de odio promovida por MORENA y han desnudado cabalmente a sus promotores, que en mérito de ello, no ganan ni una elección carnavalesca, ni de casualidad.
En efecto, el pueblo es sabio, particularmente el yucateco y por eso, jamás cometerá el error de dejarse deslumbrar por un atajo de vividores, oportunistas y saltimbanquis de la política, que no buscan servir, sino lucrar para su beneficio.
MORENA está acabado en Yucatán y no tiene la menor oportunidad de lograr el poder. En las elecciones de 2024 podrá comprobarse.
Seguimos pendientes…