La consagración masónica de Bergoglio
Por Juan Suárez Falcó
Queridos hermanos en la fe:
Como nos temíamos, la “consagración” que Bergoglio quiso hacer es una auténtica blasfemia contra Nuestra Madre María Santísima.
El texto es una sarta de tópicos del globalismo, ya que dice expresamente que nuestro pecado es no habernos conducido como un mundo unido sino como naciones (ya sabemos cómo odia el NOM el patriotismo), un canto masónico a la fraternidad, al cuidado de la “casa común” y la hermandad de pueblos y familias humanas.
Hay frases con sentido católico, pero para despistar al lector poco avezado, que se tragará el veneno entero que contiene. A cualquier católico un poco ortodoxo y leído la lectura de esta “consagración” le tiene que hacer pitar los oídos por los conceptos paganos, masónicos e irenistas que contiene, opuestos a la fe católica.
Así, se dice: “Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas”, como si el amor a la patria y el rechazo del Gran Reset, del globalismo, fuera malo.
La consagración es también una oda al hombre. De hecho, por debajo de toda esta “consagración” lo que late es una petición de perdón por no cumplir los mandamientos indiferentistas y masónicos de fraternidad sin Cristo, de unidad en lo humano, de mixtificación del hombre con el demonio de la Pachamama (la Manuwapu o “tierra en el Cielo”, a la que se alude en el texto). El masónico Card. Ravasi, al que vimos bailando alrededor de los demonios amazónicos, llama así a la Virgen (https://www.avvenire.it/rubriche/pagine/terra-del-cielo_20050908). Y también el pseudomonje modernista Enzo Bianchi, amigo íntimo de Bergoglio, líder de la desviadísima comunidad de Bose (https://www.youtube.com/watch?v=U2XuTJx-vkU&t=46s).
Otra alusión gnóstica a nuestra Madre se encuentra en el texto cuando se recuerda a la esotérica advocación masónica alemana del s. XIX de María desatanudos, tan difundida por Bergoglio, cuando se dice: “Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo”.
En fin, hermanos, no hay en el texto de la supuesta “consagración” ninguna petición de perdón o de reparación a los Sagrados Corazones de Jesús y de María por lo que realmente es importante: el aborto (promocionado por ese amigo de Bergoglio que es Joe Biden, al que le dio la comunión en su última estancia en Roma), la eutanasia, la ideología de género (que difunde la Asociación Scholas Occorrentes, tan apoyada por Bergoglio), la ideología malthusianista del cambio climático que el propio Bergoglio ha apoyado en Laudato Sí (que considera que el hombre sobra de la Tierra porque es un “parásito” para el planeta)… y por eso ahora se dice en esta “consagración” que “Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra”, como si nuestras desgracias se debieran a supuestos pecados ecológicos y no a pecados que claman al Cielo…
… Y por supuesto no hay ninguna petición de perdón en nombre de Rusia, por su comunismo pasado y presente, que tantos millones de muertos ha provocado como el Dragón Rojo que es. Y que Putin profesa de forma desorejada, como el mismo Bergoglio (recordemos su traición a la Iglesia catacumbal china o sus simpatías por las FARC o por los Castro de Cuba), comunismo que también sostiene la Iglesia ortodoxa rusa con Kirill y su apoyo a la guerra. Y que las élites occidentales promueven en forma de marxismo cultural.
Incluso vemos cómo en la consagración hay una invocación de la ONU como maestra de la paz, ese organismo nefasto que es el corazón de las Tinieblas del Anticristo (“Nosotros hemos perdido la senda de la paz… Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones). Todo, pues, en esta consagración está invertido, como es propio de los demonios.
Finalmente, la consagración no es una consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María sino de todos nosotros y de la humanidad, y, ya, de paso, de Rusia y Ucrania (“Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania”), lo que tampoco obedece al pedido de Nuestra Madre, que nunca pidió la consagración del mundo sino sólo de ese desdichado país ateo y comunista, que sigue teniendo las tasas más altas de aborto, drogadicción, trata de blancas, pornografía y alcoholismo del mundo.
Por tanto, hermanos, así las cosas, os aconsejo a todos que nos dediquemos a meditar en la Solemnidad de la Anunciación y Encarnación del Hijo del Dios en las virginales entrañas de Nuestra Madre, a rezar y a reparar todo el día por esta gigantesca ofensa que el falso profeta Bergoglio ha hecho al Inmaculado Corazón de María, en compañía de los despistados obispos del mundo que se unieron a esta barbaridad masónica y a esta farsa anticristiana del Nuevo orden mundial.
¡Vade retro, Satanás!