Arte y culturaPenínsula

Pintor maya se inspira en la vida cotidiana de los pueblos cruzo’ob

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(Bernardo Caamal Itzá)

Jugando a las canicas en la comunidad, bello mural que muestra cómo los niños viven y conviven en sus comunidades de la región Cruzo’ob, quienes entre sus juegos reproducen el idioma del pueblo maya, y este 21 de febrero, celebran nuestra lengua materna.

Ayer, concluyó en Tuzik el majestuoso mural “El juego de canicas” que estuvo bajo el encargo del joven pintor Imer Hu, oriundo de la comunidad maya de Chunhuhub.

Esa tarde mágica, mientras el artista le daba los últimos toques al mural, nos compartió: “Para mí, este mural significa mucho, ya que representa una actividad tradicional que es el “juego de canicas”, que aquí en nuestra región se practicaba mucho y ahora lamentablemente se está perdiendo”

Quienes visiten la comunidad de Tuzik, en las cercanías de la fototeca que hace unos días fue inaugurada, distinguirán dos niños mayas jugando a las canicas.

“Quienes hemos pasado por esos momentos, sabemos lo que significa en nuestra niñez; en mi caso, mi fuente de inspiración del mural fue la fotografía del compa Pedro Alonso”, nos confió el artista plástico.

“Son esas las mejores épocas de convivencia con otros niños y ya en nuestra etapa adulta en muchas ocasiones, se fortalece esa línea de amistad”

“Esa pintura me recuerda mucho nuestra niñez, para mí fue una oportunidad de compartirla con la comunidad de Tuzik, porque su gente me trató con mucha amabilidad, y que mejor que hacerlo con una pintura que nos recuerde esas vivencias, que son parte de nuestra esencia en las comunidades mayas.

Nos dijo que empezó a pintar a la edad de los 9 años. “Lo que me inspira a pintar, es la flora y fauna, así como también las acciones de la vida cotidiana de mi región.

“La idea de plasmar las cosas pintando, nace a través de que un amigo de la universidad, que me motivó a hacer trabajos en gran formato e inspirarme en otros artistas urbanos. De esa forma, me di cuenta de lo que podía hacer con mis lápices y colores, y pude saber que podía plasmar sin mucha dificultad todo lo que me rodea.

Ahora con el paso del tiempo, aún estoy maravillado por mi cultura, y este mural que dejé en Tuzik, es inspirador, igual que los otros que hice en Tihosuco, Monterrey y Tultitlán, Estado de México, y sé que aún hay mucho por hacer para mostrar la grandeza de la cultura maya y de lo que significa vivir nuestra mayanidad.

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