Religión

La misión de monseñor Arthur Roche, Prefecto del Culto divino: ¡liquidar la liturgia tradicional!

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Por Christian Maquant

El futuro cardenal Arthur Roche es un personaje clave del proyecto de destrucción de la liturgia tradicional. Este hombre, al que le gustan su paz y su tranquilidad, no tiene la envergadura de un personaje histórico, ni busca serlo: Auream quisquis mediocritatem diligit, decía Horacio, Cualquiera ama la áurea mediocridad.

Este inglés de Yorkshire, antiguo obispo de Leeds, de 71 años, debe su nombramiento como Secretario del Culto Divino en 2021 por Benedicto XVI ―uno de esos nombramientos desastrosos del papa Ratzinger― no al hecho de que tuviera algunas competencias litúrgicas, sino porque había presidido la International Commission on English in the Liturgy, ICEL, el muy liberal organismo de coordinación entre las conferencias episcopales anglófonas, y que conocía mejor que nadie el informe de las traducciones inglesas de la nueva liturgia.

La ascensión de un bugniniano de segunda

Recordemos que, contra la instrucción de la Congregación del Culto Divino Varietatis Legitimae, del 25 de enero de 1994, que consagraba el desastroso liberalismo del proceso de traducciones litúrgicas después del Concilio, la instrucción Liturgiam authenticam, del 28 de marzo de 2001, resaltaba: “Es necesario que el texto original o primitivo sea traducido lo más posible íntegramente y muy precisamente, es decir sin omisión ni añadido”. Y, de hecho, es solamente en el área lingüística anglófona donde se cumplió correctamente este trabajo de rectificación, no gracias al ICEL de Mons. Roche, sino por la tenacidad del cardenal nigeriano Arinze, perfecto anglófono. Este último tuvo la ayuda del comité Vox Clara, constituido en 2002 en el seno de la Congregación, para hacer contrapeso a la muy bugniniana ICEL.

Pero en 2013, como se sabe, comenzó una nouvelle donne. Efectivamente, el papa Francisco nombró, para sustituir a Cañizares y a petición suya, al ratzingeriano Sarah como Prefecto del Culto Divino en 2014, pero rodeándole de dos prelados “correctos”, Mons. Arthur Roche, confirmado como Secretario, y el P. Maggioni, mucho más asiduo que el primero a su mesa de trabajo, pero de carácter insoportable, nombrado Subsecretario, gran amigo de Piero Marini.

Arthur Roche, afable e incluso obsequioso, amigo de todo el mundo pero también capaz de actuar vigorosamente sin preocuparse por las formas, liquidó Vox Clara al no convocar más a los obispos que la componían y dando las gracias a los sacerdotes que formaban parte de ella. ¿Quién se acuerda hoy que existió una comisión Vox Clara?

A pesar de todo, el cardenal Sarah intentó continuar la rectificación de las traducciones. En pura derrota, con bloqueos notables de las áreas alemana e italiana. La promulgación del misal en lengua inglesa en 2011, la traducción de Arinze podríamos decir, era de tal modo fiel a Liturgiam authenticam que provocó el furor de los liturgistas bugninianos, que pretendían que esta traducción era rechazada por la mitad de los fieles y dos tercios de los sacerdotes a causa de su estilo “demasiado formal” y “pomposo”. En cuanto a Mons. Roche, que había cantado bajo Benedicto las alabanzas del nuevo misal, lo combatió alegremente bajo Francisco.

Por carta apostólica del 18 de octubre de 2016, Francisco nombró una comisión dirigida por Mons. Roche para echar mano a estos problemas de traducción, compuesta de bugninianos de pura cepa, como el viejo Piero Marini y… el director de L’Osservatore Romano, Vian, dejando de lado a Robert Sarah, el cardenal prefecto. Luego, el 9 de septiembre de 2017, el motu proprio Magnum Principium rectificó el canon 838, referido a las traducciones litúrgicas: se subrayaba el derecho de las conferencias episcopales a “adaptar” los libros litúrgicos y no solamente a “traducirlos”. Roma se reservaba igualmente un poder de recognitio, pero era la Roma de Roche. Bajo su dirección, se había vuelto así a la situación de antes de Arinze.

Un exterminio programado de la lex orandi tridentina

La implementación de Traditiones custodes se ha hecho según una serie de etapas bien calculadas, sin duda orquestada por el todopoderoso cardenal Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero en relación con la Secretaría de Estado:

― Una primera etapa fue marcada por el motu proprio del 19 de enero de 2019, que suprimía la Comisión Ecclesia Dei y transfería todos sus poderes a una oficina de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a pesar de que Mons. Pozzo, que dirigía hasta entonces la comisión, había sido enviado a funciones de… vigilancia de la contabilidad de los coros pontificios.

― Una segunda etapa fue la del lanzamiento el 7 de marzo de 2020, por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe a la asamblea de los obispos de la Iglesia latina, de una encuesta sobre la aplicación del motu proprio Summorum Pontificum y las necesidades relativas a la forma extraordinaria del rito romano. Las respuestas, sintetizadas por la oficina de la Congregación que sucedió a la comisión Ecclesia Dei, fueron ampliamente positivas sobre el tema: “Nos contentamos y no marcha tan mal”. Pero estos resultados no fueron publicados jamás; el fin verdadero de la operación era en realidad poder decir que esta encuesta expresaba las graves inquietudes de los obispos del mundo ante la celebración de la misa tradicional.

― Por fin, la tercera etapa fue la de la publicación de Traditiones custodes el 16 de julio de 2021, cuyas disposiciones son ya bien conocidas, motu proprio acompañado de una carta del papa a los obispos en que anuncia claramente la intención de los autores: hacer que desaparezca a término la liturgia tradicional.

Desde el punto de vista de las competencias curiales, los institutos Ecclesia Dei eran puestos bajo la tutela de la Congregación para los Institutos de Vida consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y la liturgia tradicional bajo la tutela de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos. En otros términos, la liturgia tradicional se ponía en las manos de Arthur Roche, que como por casualidad se había convertido en Prefecto de esta Congregación dos meses antes.

La realización de los ejecutores

Las grandes maniobras a la vista de la destrucción de Summorum Pontificum estaban acompañadas de los nombramientos adecuados. Hay que reconocer además la determinación de la acción política del pontificado actual, comparado con el precedente, cuyos nombramientos fueron a menudo muy sorprendentes. Se sucedieron por tanto los nombramientos en los puestos litúrgicos decisivos.

El cardenal Mauro Gambetti, franciscano de 56 años, fue nombrado en el lugar del cardenal Comastri como arcipreste de San Pedro, que había llegado al límite de edad.

El padre Corrado Maggioni estaba desde luego descartado por ser muy difícil convivir con él (el cardenal Sarah no dudó en decir que Maggioni dirigía el Dicasterio como un superior de seminario menor), pero fue sustituido por otra correa de transmisión entre la Congregación y el grupo de presión formado por los profesores de San Anselmo, el instituto pontificio de liturgia, Mons. Vittorio Francesco Viola de 55 años, franciscano, obispo de Tortona, en Liguria. De un peso intelectual muy diferente del de Roche, Viola había realizado estudios de liturgia en San Anselmo, en Roma, del cual acabó siendo él mismo profesor. Habría podido convertirse directamente Prefecto de la Congregación, pero deberá esperar a que Roche llegue a la edad de dimisión. Es un bugniniano devoto, hasta el punto de llevar el anillo episcopal de Annibale Bugnini.

Se nombraba así un nuevo Subsecretario de la Congregación para el Culto Divino con rango episcopal, lo que es contrario a los usos y señala su importancia: Mons. Aurelio García Macías, antiguo rector del seminario de Valladolid, que se encargará del mundo tradicional. Hombre de carrera, de formas dulces y corteses, también ha sido formado litúrgicamente en San Anselmo y se había convertido en amigo cercano de Piero Marini.

De forma natural, Mons. Roche fue colocado el pasado 27 de mayo en el corazón del dispositivo sabiamente organizado contra Summorum Pontificum. Después de la dimisión del cardenal Sarah, se convirtió en Prefecto del Culto Divino, que ya estaba prácticamente bajo un cardenal Sarah reducido a la impotencia. Será cardenal en el próximo consistorio.

Derrota de Summorum Pontificum o, al contrario, ¿un éxito demasiado grande?

Toda intervención de este personaje clave en el asunto de la liturgia tradicional es, por lo tanto, de gran peso. Es el caso de las palabras que ha tenido, en privado ante sus amigos, antes de la publicación del motu proprio. Mientras participaba en una comida con responsables de seminarios de Roma y con miembros de la curia, todos anglófonos, soltó riendo: “¡Summorum Pontificum está prácticamente muerto! Vamos a devolver el poder a los obispos sobre este punto, pero sobre todo no a los obispos conservadores”.

Más recientemente, dirigiéndose a TVSvizzera (https://www.tvsvizzera.it/tvs/la-messa-in-latino-al-tempo-del-papa-riformatore/47106424), intentó reescribir la historia con palabras un poco confusas. “La forma normal de la celebración del rito romano se basa en documentos publicados después del Concilio Vaticano II. Ecclesia Dei y Summorum Pontificum se dieron para animar a los lefebvristas a volver a la plena unidad con la Iglesia. Está claro que Traditiones custodes ha hecho la constatación: “De acuerdo, esta experiencia en realidad no ha tenido éxito; volvamos por tanto a lo que pidió el Concilio”. Debemos recordar que esto [volver atrás] no era la voluntad del Papa. Era la de la gran mayoría de los obispos de la Iglesia católica, reunidos con ocasión del 21º Concilio ecuménico, que guiaban al Papa hacia el futuro. Lo que se produjo en 1570 era del todo apropiado para esa época. Lo que se produjo [durante el último Concilio] era, de igual forma, del todo apropiado para esta época”.

La explicación que consiste en decir que Trento y Pío V habían producido algo “del todo apropiado a su época”, como el Vaticano II y Pablo VI han producido igualmente algo “del todo apropiado a su época” muestra el nivel de la ciencia histórica del actual responsable de la liturgia en la Iglesia romana. De hecho, la intención del Concilio de Trento y de Pío V era solamente dar la mejor edición posible de un misal romano casi idéntico al misal romano del siglo XIII e incluso del siglo XI. La intención del Vaticano II y de Pablo VI era, al contrario, dar una liturgia conforme a la mentalidad de los hombres de nuestro tiempo. Pero, para Roche Pablo VI y Pío V ¡están en el mismo combate! Los dos, según él, han fabricado misales según el aire de los tiempos.

Por lo tanto, según Roche, la “experiencia” lanzada por Benedicto XVI para engatusar a los lefebvristas recalcitrantes habría resultado un fracaso después de catorce años. Ante tal afirmación, el cardenal Zen, indignado, denunció en su cuenta de Twitter: “El papa Benedicto dijo de manera explícita que Summorum Pontificum tenía objetivos mucho más amplios que la simple reconciliación con la Fraternidad de San Pío X. Mons. Roche lo sabe, pero dice lo contrario. ¿Por qué?” Es verdad, en efecto, que la intención claramente afirmada por Benedicto XVI no era en absoluto realizar un  “experimento” para atrapar a lefebvristas cándidos, sino la de dar su lugar al tesoro de la tradición de la Iglesia y, de ser posible, por el famoso “enriquecimiento mutuo” de infundir un poco de tradición en el rito nuevo.

Arthur Roche no dice ni una sola verdad: habla de “fracaso” porque sabe bien que hay poco de fracaso. No el que él dice, sino el que piensa. Basta con leer Traditiones custodes y la carta del papa que lo acompaña para comprender que lo insoportable, para los autores de Traditiones custodes es que, gracias a Summorum Pontificum, el rito antiguo se ha desarrollado más aún de lo que lo hizo antes. Ha atraído al misal tridentino a numerosos sacerdotes y fieles que, hasta entonces, practicaban el misal nuevo. En verdad, el fracaso, el fiasco, es el del rito del Vaticano II. Para Roche y los suyos, todo el error de Summorum Pontificum es el de haber dado prueba de ello. Hay que liquidar por lo tanto la liturgia tradicional, de lo que se está encargando Arthur Roche.

Pero, como cada uno sabe, la historia del futuro no se ha escrito todavía…

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