InternacionalReligiónSalud

La Archidiócesis de Viena prohíbe a los no vacunados el acceso a actos litúrgicos distintos de la Misa

Spread the love

La Archidiócesis de Viena se ha sumado al esfuerzo del gobierno austriaco por marginar a los no vacunados prohibiéndoles la asistencia a cualquier acto litúrgico salvo la Santa Misa, denuncia Alexander Tschugguel, el católico austriaco que arrojó las Pachamamas al Tíber.

Los ‘descartados’ de los que tanto habla el Santo Padre, insistiendo ardientemente, a tiempo y a destiempo, que no los excluyamos, no siempre son fáciles de definir. A veces es cuestión de grados, de circunstancias, de matices. Pero en nuestros días han surgido unos descartados oficiales, un grupo de ciudadanos a los que se descarta y discrimina abiertamente, y con el aplauso de muchísimos ‘buenos’ y, lo más desconcertante, con el silencio absoluto de la jerarquía católica, empezando por la propia Curia Romana: los “no vacunados”.

En Italia, el país de cuya capital es un barrio la Santa Sede, un no vacunado tiene vetado ganarse el pan, literalmente, por ley. En Austria se les quiere obligar por medios similares a que se sometan a la vacunación, y en docenas de países se ejerce contra ellos un ‘apartheid’ mayor o menor. Pero, curiosamente, los pastores no tienen nada que decir sobre esto.

Ahora, se puede alegar que quienes se niegan a inocularse con estos productos experimentales que no impiden la transmisión de la enfermedad son estúpidos, terraplanistas, conspiracionistas. Quizá lo sean, naturalmente. Posiblemente sean víctimas de ridículas teorías conspiracionistas que se niegan absurdamente a confiar en las multinacionales farmacéuticas. Pero si están totalmente equivocados, eso no les hace menos, sino más dignos de misericordia.

Con dos mil años a sus espaldas, la Iglesia ha vivido muchísimas pandemias, y su actitud ha sido en todas ellas diametralmente opuesta a la que observan ahora tantos pastores, incluso en pestes verdaderamente terribles, con muertes súbitas por las calles, algo que no puede decirse ni de lejos de esta pandemia.

Que los pastores no alcen su voz contra esta violación de la libertad más íntima y esta consagración de ciudadanos de primera y de segunda se nos antoja bastante triste. Que se sume a ella en sus propios templos es un verdadero escándalo.

Deja una respuesta