Julián Zacarías pretende imponer comisarios de entre sus incondicionales
Para Julián Zacarías la democracia y sus valores son solamente cuentos de pescadores que maneja a conveniencia propia. En semejante tenor, es que el alcalde progreseño pretende imponer como comisarios a sus incondicionales, para seguir haciendo y deshaciendo a su antojo.
En la teoría, Julián como alcalde no debería inmiscuirse y más aún, debiera respetar la voluntad del pueblo, sea cual fuera la expresión de la misma. Pero las cosas no funcionan así con Julián, que de todo trata de sacar tajada.
Los casos que ponen de manifiesto lo planteado con anterioridad, son Flamboyanes y Chicxulub. En el primero de ellos, un aspirante a comisario municipal, externó que para aquellos interesados en participar en el proceso de elección de autoridades auxiliares que no estén coludidos con Julián, las cosas pueden ser extraordinariamente complicadas, pues les requieren requisitos que no les exigen a otros, que son de la gracia del primer Edil.
Solo faltó que nos pidieran certificado de defunción, nos externaron. Con ello Julián trata de tener el control absoluto del proceso electoral, para tener como comisarios, títeres que le obedezcan ciegamente y que le permitan llevar a cabo todos sus caprichos. La realidad es que este 21 de noviembre esperamos que la elección sea un auténtico cochinero, plagada de toda clase de ilegalidades y malas prácticas, nos confiaron.
En Chicxulub, Julián impulsa a Miguel Canul Durán como comisario, al que se dice ha entregado más de 52 mil pesos para ganarse a base de dádivas el apoyo de los habitantes de la comisaría.
Canul Durán debería estar impedido de participar en el proceso electoral, en mérito de lo plasmado en la convocatoria emitida por el propio ayuntamiento, que excluye a los propietarios de negocios de venta de bebidas embriagantes. Pero al parecer, la ley no aplica para los favorecidos por Julián.
Sabemos que un verdadero ejército de empleados municipales, ha sido puesto a disposición de Canul Durán, para inclinar el voto ciudadano a su favor, a través de los programas y acciones que realiza el ayuntamiento. Lo anterior, mediante amenazas expresas a los trabajadores del municipio, para que si acaso desean conservar su empleo, ayuden a Canul Durán.
Reiteramos que se espera una jornada electoral pletórica de vicios, irregularidades y corruptelas, que van desde la compra y coacción del voto, pasando por la amenaza, el reparto clientelar de dádivas, el desvío y distorsión de programas sociales, más lo que se acumule.
Lo que cabe preguntarse ante este ominoso panorama, es donde está la oposición. Porque nadie abre la boca, porque nadie dice nada, porque nadie intenta oponerse a la voluntad de quien se ha autoproclamado como soberano absoluto de Progreso y sus alrededores.
Para rematar, como cereza del pastel, medio Progreso se queja del cierre del malecón ordenado por las pistolas de Julián, pero nadie tiene pantalones para hacer patente la molestia que deben tragarse comerciantes y prestadores de servicios, que de esta manera, se ven gravemente lesionados en sus intereses, sin que lo anterior quite el sueño a Julián, que se comporta, subrayamos, como amo y señor de la localidad.
La pregunta que muchos se hacen, es cuanto tiempo más soportarán los progreseños las arbitrariedades de un individuo con complejo de sultán. Ya se sabe que no hay mal gobierno que dure cien años, ni pueblo que lo resista.
Seguimos pendientes…