Los obispos de los países nórdicos creen que Traditionis custodes no soluciona nada
PROHIBIR O LIMITAR LA MISA TRIDENTINA NO AYUDA A EVITAR DIVISIONES
Los obispos de los países nórdicos (Europa) se han mostrado cautos sobre la viabilidad de implementar en sus diócesis el motu propio «Traditionis custodes» del papa Francisco. Indican que la solución para el posible rechazo del Concilio Vaticano II por parte de algunos fieles que asisten a la Misa tridentina no puede consistir en prohibirla. También se quejan de la inespecificidad de los documentos preparatorios del próximo Sínodo de los obispos.
Aunque los obispos comparten la preocupación de que se produzca un cisma en la Iglesia debido a la «ideología de rechazo» del Concilio Vaticano II, entre algunos adeptos a la llamada «Misa antigua», esa actitud difícilmente podría evitarse con prohibiciones, dijo el viernes el obispo de Trondheim (Noruega), Mons. Erik Varden, al término de la asamblea plenaria de obispos reunida en el monasterio praguense de Strahov.
Preocupación por el Sínodo Mundial
Además, los obispos nórdicos expresaron su preocupación por los documentos recientemente publicados sobre la preparación del Sínodo Mundial de los Obispos. «La cuestión es cómo podemos gestionar un proyecto así en tan poco tiempo en nuestros países con un número tan reducido de católicos», dijo el presidente de la Conferencia Episcopal Nórdica y obispo de Copenhague, Czeslaw Kozon.
Aunque los documentos contenían «verdades profundas y fundamentales» para la Iglesia, son «algo inespecíficos» sobre el objetivo del camino común, dijo Varden. El obispo de Oslo, Bernt Eidsvig, también expresó la impresión de que el documento pretendía extender la agenda de las iglesias particulares a la iglesia universal. Sin embargo, debido a la situación de la diáspora, la Iglesia del Norte (ndr: la Iglesia en esos países) «ya lleva mucho tiempo en un buen camino de sinodalidad», añadió.
Según el obispo de Estocolmo, el cardenal Anders Arborelius, deben abordarse prioritariamente cuestiones como la evangelización, la catequesis y el fortalecimiento de la unidad interna de la Iglesia. Para ello, los obispos nórdicos tienen la intención de publicar una carta pastoral al comienzo del proceso de discernimiento sinodal.