Siempre en Domingo: el programa que hizo ídolos y arruinó carreras
Resultaría imposible hacer un recuento del panorama musical de América Latina en las décadas de los 70, 80 y 90, sin tomar como referente a «Siempre en Domingo«, el monumental programa de variedades musicales que, dirigido con mano de hierro por Raúl Velasco, se transmitió por el canal 2 de Televisa (las Estrellas), cada semana del 14 de diciembre de 1969 al 19 de abril de 1998 (1480 programas y 10,500 horas al aire).
Este show, que llegó a tener duración de hasta 5 horas y 45 minutos (aunque ya hacia el final de transmisiones no alcanzaba las tres horas), fue un verdadero escaparate para mostrar a todas las figuras que comenzaban y llegaron a ser grandes ídolos, a los que ya eran consagrados acercándolos a nuevas generaciones y también, aquellos casos que, ya fuera por la respuesta del público (que no era muy exigente pero tampoco aceptaba cualquier cosa) o por aversión o capricho personal de Velasco —que llegó a erigirse en lo más cercano a un rey que ha tenido la prensa de la farándula y la televisión en México, muchas veces con un poder que competía con y hasta a veces llegaba a rebasar el de su jefe directo, Emilio Azcárraga Milmo—, vieron sus carreras arruinadas incluso antes de tomar empuje.
Surgido del periodismo de espectáculos, Velasco supo hacerse de las simpatías del público por sus intervenciones en algunos otros programas de TV, mientras iba estableciendo su influencia mediante contactos con artistas y sus representantes; de este modo, conoció a José José antes de que fuera una estrella y posteriormente, hubo segmentos prácticamente fijos en los que cada domingo, en vivo, José cantaba sus éxitos (solo se ausentaba del programa si tenía gira); asimismo, Juan Gabriel lanzó en el programa todas las canciones que fueron sus primeros grandes éxitos, mientras que figurones como Pedro Vargas, Lola Beltrán, Miguel Aceves Mejía, Antonio Aguilar y Flor Silvestre y Carmela y Rafael fueron introducidos a un público más joven.
Aunque con un perfil más bien conservador y un ángulo más nacionalista, Velasco también dio oportunidad de que grupos y artistas extranjeros, que en su país eran más bien medianos, tomaran a México como plataforma, lograron adquirir una auténtica apoteosis de éxito; Mecano, Miguel Bosé, Locomía, Menudo, los Chamos, Las Primas (de Argentina), Alaska y Dinarama, Xuxa o Pablito Ruiz —que nunca pudo superar su fama de cantante infantil y en la adolescencia, cuando ya vivía en México se sumió en el fracaso y el olvido— desfilaron frente a las cámaras en el gran auditorio del foro 1 de Televisa Chapultepec, hasta después del sismo de 1985, cuando se trasladó la producción a los foros de San Ángel, sin dejar de hacer especiales en locaciones por toda la república mexicana (en específico playas y puertos como Colima, Mazatlán, Acapulco y Cozumel).
Luis Miguel, Alejandra Guzmán, Gloria Trevi, Lucero, Mijares, Timbiriche —y sus retoños: Thalía, Bibi Gaytán, Benny Ibarra, Sasha Sökol, Eduardo Capetillo, Paulina Rubio y Érik Rubín—, Flans y Pandora, Garibaldi (con todo y Patricia Manterola), Yuri, Lucía Méndez, Amanda Miguel, Diego Verdaguer, Daniela Romo, Los Bukis (con Marco Antonio Solís) y personajes inolvidables como Angélica María y María Elena Velasco, «La India María», fueron solo algunos de los personajes que participaron de ese programa, algunos alcanzando la fama que mantienen hasta ahora, algo que en definitiva no tendrían sin esa plataforma.
Velasco, con ese nivel de poder, era una figura de respeto y muchas veces intervenía en el programa para dar consejo a los artistas que se presentaban o repetían; criticaba sus atuendos o las letras de sus canciones, haciendo reconvenciones que recibían con gusto los miembros del público concentrados en el estudio o desde sus casas (hasta 350 millones de telespectadores vía satélite por toda América Latina); famoso fue el momento en el que Velasco regañó a Jorge Muñiz por hacer playback o cuando interrumpió la aparición debut de un cantante que se hacía llamar ‘Zorro’, claramente homosexual amanerado ataviado en pieles, al que literalmente corrió del programa por considerar su presencia «una falta de respeto al público». Tal fue su poder que el cantante completamente desapareció.
Otros momentos memorables se suman a puños: cuando las fans de Locomía «declararon la guerra» a los nuevos integrantes; cuando «La India María» lo correteaba gritándole «¡Güero!», la primera aparición en televisión de Luis Miguel a los 12 años de edad; duetos sorpresa, noticias conmovedoras, la llegada de Diego Armando Maradona al foro apenas haber ganado la copa mundial México 86, y también numerosas pifias y ridículos que hicieron del programa lo mismo objeto de escarnio que de adoración. En el ápex de su popularidad, en 1985, hasta una película se hizo acerca del programa (en la que Edith González, nada menos, hacía de una monja maquilladísima).
Y no solo son innumerables artistas lo que algo deben al programa. Pati Chapoy, la hoy temible conductora de Ventaneando (y objeto de un torrente de memes que le han dado mucha popularidad), hizo sus inicios como reportera de televisión con entrevistas y directos para el coloso dominical, donde también se promovió la (finalmente efímera) carrera en el mundo de la canción de su marido, el exfutbolista Álvaro Dávila.
Conforme pasaron los años, y como alcohólico en recuperación —enfermedad que controlaba, algo que atribuyó a la sencillez y solidez de su segunda esposa alemana, Dorle, con quien se casó en 1974—, Velasco vio mermada su salud, cuando contrajo Hepatitis C y tuvo que someterse a un trasplante de hígado. Esto hizo que dejara temporalmente el programa y se hiciera cargo su hija Karina, que no tenía ninguna experiencia y era muy joven (ahora es gurú del wellness online), y esto acabó con los ratings del programa, que finalmente cesó transmisiones cuando ya se había convertido en artefacto casi obsoleto.
Sin embargo, la huella que ‘Siempre en Domingo’ colocó en la historia del entretenimiento de Latinoamérica tal y como lo conocemos aún hoy, es honda, indeleble y profunda —le parezca a quien le parezca— y si bien algunos encontraban a Velasco insufrible, lo cierto es que ayudó a moldear los gustos, para bien o para mal, de varias generaciones y se le recordará por ello siempre.