Biden maniobra para imponer la agenda LGTBI al mundo entero
Biden ha lanzado un mensaje al mundo, y muy especialmente a África: aceptad íntegramente la agenda LGTBI o tomaremos represalias. Y también se está moviendo para imponer el aborto a escala planetaria.
Es una paradoja cada vez más innegable que quizá la Administración más ferozmente anticatólica de la historia de Estados Unidos, en la práctica, sea la presidida por alguien a quien la prensa del régimen gusta de definir como “un católico devoto”. Pero es cada día más difícil de negar.
“Cuando los gobiernos extranjeros toman la iniciativa de limitar los derechos de las personas LGBTQI o no consiguen hacer respetar las protecciones legales vigentes, contribuyendo así a un clima de intolerancia, las agencias dedicadas a la política exterior deben estudiar las respuestas apropiadas, incluyendo el uso de toda la gama de instrumentos diplomáticos o de ayuda o, si fuera el caso, de sanciones financieras, restricción de visados y otras acciones”.
Negro sobre blanco: en una hipocrita resurrección del peor colonialismo, el presidente norteamericano exige a los países pobres que ajusten sus creencias a las del imperio ‘woke’ o paguen las terribles consecuencias. Y los países que cita en su amenaza son casi todos africanos, los más débiles y dependientes.
El primer país aludido que ha reaccionado a este indecente chantaje ha sido Ghana. Su conferencia episcopal ha urgido al gobierno a no sucumbir a los indisimulados intentos de que acepte íntegramente la agenda LGTBI, declarando que “los derechos de los homosexuales como individuos no incluyen el derecho a que un hombre se case con otro hombre o una mujer con otra mujer”, precisando que “las leyes, valores y creencias prevalentes en Ghana no permiten tales prácticas”.
Desgraciadamente para los prelados y para los países que habitan, el viento vaticano claramente no sopla a favor de esta clarificación, sino más bien en la dirección opuesta. Aunque, sobre el papel, la doctrina de la Iglesia no ha cambiado en absoluto en este aspecto, como tampoco lo ha hecho explícitamente la obligación de resistir estos intentos en la arena política, en la práctica vienen impunen las declaraciones contrarias por numerosos pastores (especialmente, desde Alemania con su ‘camino sinodal’) y, de hecho, se premia, promociona y nombra a quienes mejor se adaptan a los avances del lobby dentro de la Iglesia.