Testimonio de una médico abortista convertida en pro vida
La doctora Lori Buzzetti era una mujer claramente partidaria del aborto durante sus estudios de Medicina y lo siguió siendo mientras ejercía la profesión aunque ya de manera mucho menos entusiasta. Era como obligarse a creer en algo que en realidad no quería. Pero fue una experiencia propia con un aborto espontáneo lo que convenció completamente a esta médico sobre el mal intrínseco del aborto provocado. Ahora es una activista provida y fundadora de un hogar para mujeres embarazadas.
La Academia de Obstetras y Ginecólogos provida estadounidense, AAPLOG por sus siglas en inglés, ha querido mostrar al mundo el testimonio de esta doctora para mostrar una vez más el mal del aborto pero también el cambio que se puede dar en las personas que antes se consideraban proabortistas.
Buzzetti explica que se describía a sí misma como “proaborto” cuando era estudiante de Medicina y estaba más o menos en paz con la idea de que una mujer abortara a su hijo. “Yo creía que el Gobierno no debería tener voz en lo que debe hacer una mujer con su embarazo”, cuenta esta doctora en un vídeo que recoge Live Action.
De este modo, explica que en aquellos años sentía que “el aborto no debería usarse como una forma de anticoncepción, pero que había ciertas circunstancias en las que era aceptable que una mujer se sometiera a una interrupción electiva”.
Pero una cosa era la teoría y otra muy distinta la práctica. Sus creencias tuvo que confrontarlas el día que durante su residencia la enseñaron a practicar abortos. “Mi mentor me mostró cómo hacer el primer aborto, luego me hizo tomar su puesto y me acompañó durante las distintas fases hasta la terminación. Y al final sólo recuerdo sentir muchas náuseas… Eso no es nada de lo que sentirse orgullosa”, explica la doctora Buzzetti.
Cuando ella misma experimentó la pérdida de su primer bebé su visión de todo este asunto empezó a dar un vuelvo en su vida.
Aunque ella esperaba volver a la normalidad, Lori se encontró incapaz de librarse del trauma de la muerte de su bebé antes de nacer. Este fue el hecho definitivo que llevó a esta mujer a darse cuenta de la contradicción que vivía en su corazón.
“Si la vida no comenzaba hasta que un bebé no podía sobrevivir por sí mismo fuera del útero, ¿por qué sentía tanto dolor? Entonces mi postura a favor del aborto comenzó a romperse”.
Desde aquel instante comenzó a ver su profesión como ginecóloga de una manera diferente. La doctora Buzzetti cuenta que comenzó “a ver el daño que estaban causando los abortos y me di cuenta de que, como obstetras, debemos dejar de ser complacientes y no permitir que estos bebés sean ignorados”.
En un llamamiento a los miembros de su profesión les recuerda que “cuando completamos nuestra formación médica hicimos un juramento de no hacer daño, y en lo que he visto, hay dos pacientes que sufren cuando permitimos estos abortos. Es hora de que analicemos detenidamente lo que está haciendo nuestra profesión y defendamos la salud y el bienestar de nuestros pacientes”.
La transformación de esta mujer fue unida a un encuentro con Dios y a la creación de So Big, una organización de ayuda a mujeres embarazadas. Ella misma relata en la web de esta plataforma que “la idea comenzó en 2008 cuando escuché un susurro de Dios que cambió mi vida”.
“Mientras trabajaba como directora de la Clínica de Salud de la Mujer en el Centro de Atención Primaria St Vincent en Indianápolis, supervisé y enseñé a los médicos residentes mientras atendían a mujeres embarazadas que a menudo se encontraban en situaciones desesperadas. Algunas mujeres vivían en sus coches, otras necesitaban comida, mientras que otras se sentaban a llorar en la sala de examen pensando que el aborto era su única opción. Durante este tiempo, Dios tocó mi corazón sobre que cada vida es importante y me presentó una imagen de un hogar donde una mujer embarazada podría encontrar refugio, comida y, sobre todo, amor”, cuenta. Y así fue como surgió esta gran obra de quien en el pasado defendía acabar con la vida de un hijo.