Ramírez Marín, el único
Lo dijimos antes: uno solo podía poner el PRI con capacidad para luchar por Mérida. Una sola carta tenía el tricolor para intentar sumar a la militancia e infundir en el ánimo priista la vocación de la victoria, no hay que quebrarse la cabeza, ni ir muy lejos: Jorge Carlos Ramírez Marín.
El senador cuenta con todo mi respeto por su fe, por la fuerza de sus convicciones. Desde siempre Jorge Carlos me dijo que el triunfo era posible y por eso buscaría la candidatura, sin preocuparse por los riesgos adyacentes.
Lo que Ramírez Marín ha conseguido en unas cuantas horas, no es poca cosa: ha despertado el orgullo priista, ha puesto a la militancia tricolor en pie de guerra, los ha hecho recuperar el sentido de pertenencia y hacerse presentes de nueva cuenta en las redes.
¿Cuales son las armas que al momento ha enseñado el senador tricolor? (estamos seguros que ha de tener muchas más en su arsenal): su verbo incendiario, su inteligencia de estratega, su capacidad para negociar y conseguir acuerdos, su simpatía natural, su estructura eficaz y organizada, su sustento financiero, en que figuran importantes capitales, su buena relación con los medios, su fe y su capacidad de trabajo.
Indudablemente Ramírez Marín ha logrado emocionar al priismo y devolverle empuje. El reto para Jorge Carlos es enamorar a la ciudadanía y convencerlos de la viabilidad del tricolor como alternativa de gobierno.
Comienza el senador una aventura, cuyos resultados son aún inciertos, lo que es un hecho es que el trayecto sin duda traerá aparejados momentos más que interesantes.
Seguimos pendientes…
