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Qué podemos esperar de MORENA en Mérida y en Yucatán

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La verdad es que nada bueno. En primer lugar porque se trata de un partido que basa su quehacer en promover el rencor social y el divisionismo. Demasiados problemas existen al respecto, para crearnos más.

Nada bueno porque se trata de un partido cuya figura principal, prometió mucho y ha cumplido casi nada. Prometió tasas de crecimiento incumplidas, baja en el precio de los combustibles, acabar la corrupción, acabar la violencia y atacar el crimen de raíz, prometió regresar el ejército a sus cuarteles, respetar la libre empresa, la libertad de expresión, generar un ambiente de concordia y unidad, mil cosas. En la práctica ha sido todo lo contrario.

Nada bueno porque el gobierno federal ha demostrado en la práctica, con su actitud que los yucatecos no podemos contar con el gobierno federal, ni con el presidente de la república.

Durante las inundaciones y la peor etapa de la crisis económica provocada por la pandemia, las autoridades federales no movieron un dedo, ni aportaron un solo centavo para contribuir a paliar la gravedad de la emergencia. Fueron en honor de la verdad, el gobierno del estado y el gobierno municipal, quienes con los recursos a su alcance, se solidarizaron con nuestra población. Probablemente pudieron cometer errores, pero las intenciones se prueban con hechos, no con discursos. En contraste, el presidente de la república habiendo estado en nuestro territorio por aquellas épocas, evitó visitar las zonas afectadas.

Nada bueno se puede esperar de un partido, cuyos seguidores son agresivos y violentos y hablan de liquidar y exterminar a sus contrarios. Dios nos libre de que semejante clase de individuos llegue a tener un átomo de poder, porque desatarían persecuciones o algo peor.

Nada bueno se puede esperar de un partido que agrupa el lumpen de los otros partidos políticos y que creyendo que olvidamos sus orígenes, pretenden darse baños de pureza y entonan discursos de hipócrita moralidad.

Nada bueno puede esperarse de un partido, cuyos funcionarios son un hatajo de incongruentes, que han hecho de la traición y de la transa su modus vivendi y operandi, que viven asestándose golpes bajos en lo político y en lo mediático y que todavía tienen el cinismo de pretender hacernos creer que se preocupan por los que menos tienen, cuando su único interés es el beneficio propio.

Nada bueno puede esperarse de un partido que jinetea los fondos destinados al pago de sus propios programas y que entrega a destiempo los recursos destinados a beneficiarios (ejemplo de ello, lo referente al pago de apoyos a estudiantes y personas de la tercera edad) que constantemente se quejan al respecto.

Nada bueno puede esperarse de un partido, que maltrata y no cumple hasta los suyos y si no, pregunten a los llamados servidores de la nación, a quienes aún no se les paga la mitad del aguinaldo, una prestación de ley, que debiera ser sagrada.

No podemos los meridanos, no podemos los yucatecos equivocarnos y elegir como gobernantes, personajes poseedores de negro pasado en su trayectoria anterior o con antecedentes reñidos con la ley o la moral, porque es de suponer que quienes no son capaces siquiera de cumplir con los suyos, en casa, menos sabrán hacerlo con los demás.

Recordemos todo esto, antes de dejarnos seducir por los discursos engañosos y el canto de las sirenas, porque si nos equivocamos, nosotros seremos responsables de nuestra propia debacle.

Seguimos pendientes..

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