Nada nuevo: Verónica Camino traicionó a Yucatán; votó a favor de desaparecer fideicomisos
Tras la cobarde actitud demostrada en la cámara de diputados por Jesús Vidal Peniche, diputado federal por el Partido Verde Ecologista de México, que no tuvo pantalones para defender a su estado y menos tuvo hombría para votar a favor (se abstuvo, adoptando una postura completamente feminoide), surgió la duda respecto de lo que haría otra de las figuras del clan de los chayapiojos que infectan el partido del Tucán, la senadora Verónica Camino Farjat.
Analistas y conocedores del ámbito político coincidieron en afirmar que Mocita tendría más arrestos que el legislador oriundo de Valladolid, beneficiario del nepotismo e hicieron notar que no se andaría con medias tintas.
Y debemos felicitar a los politólogos que hicieron semejante pronóstico: en efecto, Verónica Camino Farjat demostró tener más redaños que Chucho Vidal y también ser más rastrera, más rapaz y más oportunista: ella no se abstuvo, sino que votó a favor del despropósito oficialista que significaba desaparecer los fideicomisos.
Hay que decirlo con meridiana claridad: Verónica Camino Farjat, traicionó a México, traicionó a Yucatán, traicionó a los yucatecos, demostró ser una trepadora que no vacila en cometer cualquier indignidad, con tal de que le reditue ganancias, que le permitan ascender. Esto no es nada nuevo, ya cuando fue designada titular del CEPREDEY gracias a sus vínculos con Víctor Caballero exhibió de que tácticas suele valerse.
Resulta inevitable contrastar la conducta de la senadora chayapioja con la de sus pares de otros partidos: el panista Raúl Paz y el priista Jorge Carlos Ramírez Marín que se opusieron al disparate que significaba pretender desaparecer los fideicomisos. No podemos dejar de encomiar la figura del priista Ramírez Marín, el más avezado en las lides legislativas, que por su experiencia parlamentaria, sabe el daño que esta desaparición implica y que no ha dejado de instar a sus homólogos a crear alguna figura alterna, para garantizar la atención a renglones tan delicados como los que suponían los fideicomisos.
Pero no es el caso de Verónica Camino Farjat, a ella Yucatán y sus habitantes le importan una pura y dos con sal; y solo le faltó producirse con la misma vulgaridad con que lo hizo la morenista Lucía Trasviña, para dejar clara su sumisión al ejecutivo federal, su ambición, su bajeza, su avilantez y su oportunismo.
Porque hay que decir diáfana mente que Verónica Camino Farjat está dispuesta a lo que sea, en aras de figurar y su nulo amor propio y su carencia de pundonor, la llevarían a cualquier extremo, para saciar sus ambiciones.
Mocita ha sido cultivada por Liborio, que aprovechando que es de mente débil, le ha hecho creer que tiene posibilidades de constituirse en aspirante a la alcaldía de Mérida, cobijada por el Verde e incluso por MORENA.
El problema para la tizimileña es que no radica en Mérida sino por ratitos, que desconoce la realidad de una urbe de la envergadura de nuestra muy noble y muy leal ciudad, que el Verde ya anunció desde su directiva nacional que irá solo y no hará alianzas y para acabarla de amolar, que no milita en MORENA y aunque cambiase de chaqueta, como acostumbra, no le serviría de nada, porque la traición no se paga con alto precio (no olvidemos que Judas no recibió a cambio de sus buenos oficios oro, sino apenas monedas de plata) y habida cuenta de su escaso relieve y carencia de estructura y equipo político, jamás podría sacarse la lotería sin comprar boleto.
No le queda más a la senadora chayapioja que aceptar la realidad y disfrutar el tiempo que le queda en su encargo, porque en lo que concierne a llegar a mayores alturas, es imposible, porque los yucatecos nos conocemos perfectamente y sabemos que ella es parte de los 64 traidores, de los 64 sumisos que vendieron su dignidad, a cambio de un átomo de notoriedad y poder y eso no es admisible jamás.
Al pueblo no se le engaña y Yucatán no olvida; y si a pesar de todo, sucediese, no faltaremos quienes hagamos notar el engaño y la traición cometidos. Así que recomendamos a Verónica Camino dejar las cosas de este tamaño.
Seguimos pendientes…