Anni-Frid Lyngstad y las Lebesborn nazis
Anni-Frid Lyngstad, integrante del Grupo ABBA, nació como producto de las lebensborn, el programa pensado por el líder de las SS, Heinrich Himmler, que consistió en robar los bebés a sus madres y darlos a mujeres de tendencias nacionalsocialistas, que vivieran en algunos de los países ocupados por los alemanes. Ella supo de ese programa y pudo localizar a sus padres.
El programa era conocido en alemán como Lebensborn, que se puede traducir como “fuente de vida”, y fue creado en 1935 por el propio Heinrich Himmler, líder de las SS y uno de los principales responsables del Holocausto y de varias iniciativas de limpieza étnica de los nazis.
La asociación Lebensborn, que contaba con oficinas centrales en Munich, tenía como meta revertir la caída de la tasa de nacimientos en Alemania y sus métodos se fueron ampliando con el paso de los años y el avance de las tropas nazis en Europa.
El programa contaba con guarderías para atender a los hijos producto del programa y planes de compensación financiera para las mujeres “rubias y sanas” de los países ocupados que accedieran a tener hijos con los ocupantes.
Muchos niños eran «cedidos» por las madres que aceptaban los requerimientos del programa y otros eran directamente secuestrados. Para los nazis eran difíciles de resistir los niños rubios, rozagantes y de ojos azules que aparecían a su paso.
En un primer momento promovía la «producción» de hijos de oficiales nazis, quienes podían demostrar con cierta facilidad su «pureza racial», pero luego los organizadores del Lebensborn alentaron también a los soldados comunes a sumarse a este plan.
Uno de esos soldados comunes fue el sargento Alfred Haase, de 24 años, estacionado en Noruega, uno de los escenarios favoritos de los impulsores del Lebensborn.
Haase llegó en 1943 a la base levantada en el pueblo de Ballangen, en el norte de Noruega, donde ya existía una filial de Lebensborn. Aunque estimulado por los preceptos del programa de reproducción racial, el sargento fue un poco más “romántico” que los oficiales de las SS: “conquistó” a Synni Lyngstad, de 18 años, con una bolsa de papas -un verdadero tesoro durante la guerra- y mantuvo una relación de meses con la joven noruega.
Cuando Haase marchó de regreso a Alemania, en 1945, Synni estaba embarazada y ya nunca volvería a ver al sargento. Frida, que iba a nacer el 15 de noviembre de ese año, fue concebida pocos meses antes de la derrota de los nazis, mientras los alemanes todavía mandaban en Noruega y llegó al mundo cuando el programa Lebensborn ya había sido desmantelado, Hitler se había suicidado y Berlín caído.
Una historia desoladora entre historias terribles, Frida nació cuando el mundo comenzaba a conocer mejor la barbarie de los nazis y cuando ya no había organizaciones o familias «arias puras» que pudieran hacerse cargo de los niños del Lebensborn.
Insultada y despreciada por sus vecinos, Synni escapó a Suecia junto con su madre, Agny y con Frida a cuestas. Synni moriría pocos años después, dejando a la futura cantante de ABBA al cuidado de su abuela.
“No tenía muchos amigos, yo pensaba que todo acerca de mí estaba mal, que no había nada en mí que mereciera ser amado», contaría Frida muchos años después, en las pocas entrevistas en las que habló sobre el tema. Su madre le había dicho que su padre era un soldado alemán que murió ahogado. Pero ese no es argumento suficiente para una vida de película, faltaban más elementos.
En 1977, cuando ABBA estaba al tope de los rankings musicales de todo el mundo, una joven en Alemania, fanática del grupo sueco, se enteró de que la cantante de cabello oscuro era la hija de un soldado alemán llamado Alfred Haase.
Podría ser que su amada estrella pop fuera la hija de su tío, que también se llamaba Alfred Haase y que había estado destacado en Noruega durante la guerra.
El ex sargento vivía en ese entonces en Stuttgart, junto con su esposa y dos hijos. Y, sí, gracias a la inquietud de aquella seguidora alemana de ABBA, Frida se enteró de que su padre estaba vivo.
Se arregló un encuentro entre ambos. Quedaron en contacto por algún tiempo, pero no funcionó para Frida. «Es difícil, hubiera sido distinto de haber sido una niña o una adolescente» al momento del reencuentro, confesó la cantante.