Internacional

La violenta disputa entre India y China pone en peligro la “pax asiática”

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Alta tensión entre India y China en Kashmir: el primer enfrentamiento violento entre los dos ejércitos desde hace casi 50 años ha desencadenado una “alerta roja” en la disputa entre las dos potencias asiáticas.

En la noche del 15 de junio en el Himalaya, en el Valle de Galwan, a más de 4 mil metros de altura a lo largo de la “Línea de Control Actual” (ALC) que marca la frontera entre India y China, violentos enfrentamientos entre los soldados de los dos países provocaron un balance aun por verificar de más de 80 soldados indios asesinados (incluido un soldado católico del estado de Odisha) y algunos desaparecidos.

Pekín no ha proporcionado ningún detalle, pero según el Ministerio de Defensa de Delhi, alrededor de 300 soldados chinos resultaron heridos o muertos.

El duro enfrentamiento comenzó en mayo en los picos del Himalaya, que desde siempre son escenario de tensiones por el problema de Kashmir y por los reclamos fronterizos siempre latentes entre India y China.

A pesar de las declaraciones que, en ambos lados, afirman querer llevar el asunto al contexto de una resolución pacífica de la disputa, a través de canales diplomáticos, la tensión sigue siendo alta. Y corre el riesgo de aumentar también las tensiones entre Delhi e Islamabad, aliada de Pekín.

Detrás del enfrentamiento hay muchos factores que no se refieren solo a las fronteras disputadas en la región de Kahsmir, sino a la confrontación entre dos grandes potencias mundiales. Con el primer ministro Narendra Modi, India rompió un acuerdo de libre comercio entre países asiáticos en noviembre de 2019. Se trata de la «Asociación económica global regional» propuesta en la región del Indo-Pacífico por los diez estados del sudeste asiático (que forman parte de la ASEAN) con Australia, China, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur e India.

El miedo a la circulación de productos chinos a bajo precio en el mercado indio llevó a Delhi romper el acuerdo. Este fantasma ahora está de regreso, como señala la analista india Barkha Dutt, autora de “This Unquiet Land: Stories from India’s Fault Lines”, escribiendo en el “Washington Post”, para comentar los enfrentamientos fronterizos: “El déficit comercial de India con la China es de 53 mil millones de dólares… es suicida permitir que China tenga libre acceso a los mercados y a los consumidores indios, mientras construye carreteras e infraestructura a través de las partes de Kashmir ocupadas por Pakistán”.

En Pakistán, prevalece la precaución, pero un editorial en el periódico “The Dawn” del 18 de junio aclara la visión que tiene Islamabad: “Desafortunadamente, India cuenta con una historia de intimidación contra sus vecinos y trata de ser un actor hegemónico regional. Pakistán ha subrayado durante mucho tiempo la necesidad de abordar el problema de Kashmir en la mesa de negociaciones, una posición que India ha rechazado con arrogancia”.

Un conflicto entre China e India, evidentemente, no solo tiene consecuencias regionales. Si toca a vecinos como Pakistán, entra en el “gran juego internacional” y no es difícil entender cómo Estados Unidos puede llevar el asunto a la “guerra fría”, especialmente comercial, contra Pekín. El incidente genera gran preocupación en toda Asia, como Lee Hsien Loong, primer ministro de Singapur escribió a principios de junio en la revista “Foreign Affairs”: “Asia ha prosperado – escribe -, porque la ‘Pax americana’ del fin de la Segunda Guerra Mundial proporcionó un contexto estratégico favorable. Pero ahora, la problemática relación entre Estados Unidos y China plantea profundas preguntas sobre el futuro de Asia y la forma del orden internacional emergente”.

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