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La estafa de los respiradores y el amor fingido

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Le caímos en la movida al gobierno del estado. Al anunciarse la compra de 110 respiradores artificiales para la secretaría de salud estatal, destinando al menos uno por hospital público en nuestra entidad (eso hace suponer la teoría), siendo éstos no nuevos, sino remanufacturados (léase de medio uso) queda al descubierto una estafa monumental orquestada contra Yucatán desde la secretaría de salud y otras dependencias estatales.

Esta criminal operación que pone en peligro las vidas de los yucatecos pertenecientes a las clases más desprotegidas y que lucra con el dolor humano, pone de manifiesto un falso amor e interés por nuestra entidad (el único amor e interés verdadero en este caso, es al lucro, que permite obtener indecentes ganancias) y que hace patente otras debilidades estructurales de la administración estatal en turno.

Por ejemplo, saca a relucir la ineficiencia e incapacidad de la contraloría estatal, cuya titular, Lizbeth Basto Avilés, una mujer prepotente, ególatra, pagada de si misma y llena de complejos por su físico amorfo, que ha dejado de cumplir con la vigilancia de la legalidad de las adquisiciones estatales, constatando su origen, proveedor, garantía y demás cuestiones derivadas de las compras de cualquier índole. La famosa «zancos», entre sus condiscípulos del Colegio Americano, tal parece que miraba hacia otro lado cuando se hizo tan irregular operación.

De igual modo, deja en entredicho la integridad y funcionalidad del famoso consejo empresarial encargado de vigilar las adquisiciones estatales, pareciendo el colegiado de marras, un organismo de ornato, sumiso a los dicterios de la administración estatal y no un auxiliar de la transparencia y rendición de cuentas.

Porque la cuestionable manera y condiciones de los ventiladores artificiales, llevan a conjeturar que en la Secretaría de Salud, hay multiplicidad de cosas turbias y para probar nuestras afirmaciones, exigimos a Mauricio Sauri Vivas que nos aclare la razón por la que todas las batas clínicas y ropa, cortinas y material de cama hospitalario, se compran a Asis, Tu Vestir, según nos han hecho saber funcionarios de la Secretaría de Salud, que por obvias razones, solicitaron el anonimato.

Mauricio Sauri Vivas, tiene muchas explicaciones que dar al pueblo yucateco. Ahí se lo dejamos de tarea a los diputados del congreso local, para que no se aburran y tengan algo que hacer y en que pensar en estos días de aislamiento.

Basta de hipocresías señores políticos y pónganse a trabajar por Yucatán en serio, que al que no lo haga, se lo cobraremos en las urnas y nos encargaremos de que el pueblo recuerde siempre sus veleidades.

Seguimos pendientes…

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