Joaquín Díaz Mena, como una piñata: todos le pegan por su necedad y ni así entiende

De manera inaudita y a pesar que comparte en sus redes sociales toda la información referente a las medidas de prevención y seguridad implementadas por el gobierno federal (y también por los demás órdenes de gobierno: estatal y municipales que han sido muy puntuales y atingentes al respecto), el super relegado del gobierno federal en Yucatán, Joaquín Díaz Mena, sigue empecinado en realizar eventos masivos en los distintos municipios de nuestra entidad, sin importarle poner en riesgo la salud de todos los yucatecos, especialmente de los sectores más vulnerables de nuestra población.

Que quede claro: no estamos en contra de que se hagan llegar apoyos a quienes más lo necesitan. Lo que criticamos es la manera imprudente e irresponsable de hacerlo, a través de reuniones masivas, que se constituyen en potenciales focos de contagio y propagación del COVID-19. El super relegado en Yucatán, tendría que ser más creativo y sensible y darle una exprimidita a sus sesos, ideando estrategias adecuadas de reparto, para no poner en peligro a la gente, pero su capacidad no solo no da para más, sino que encima de todo, busca siempre el protagonismo y el lucimiento personal.

Tan es así, que si revisamos las redes sociales del super relegado y de sus principales achichincles, Edgardo Medina y Domitilo Carballo, podremos percatarnos, que en el caso de estos últimos, las publicaciones son atrasadas e intrascendentes, dejando los reflectores y reuniones masivas para el lucro político y exposición mediática de Díaz Mena.

Este afán enfermizo y demencial de Díaz Mena por figurar, sin importarle las gravísimas consecuencias de sus actos, lo ha llevado a confrontarse con alcaldes de diversas localidades, que de manera responsable y prudente, han intentado en vano hacerle ver los alcances y posibles consecuencias de su necedad.

Lo que decimos es tan cierto, que los propios servidores de la nación, al servicio del gobierno federal, le han externado su desacuerdo y oposición a estos eventos, que ponen en riesgo no solo la salud de la población, sino la de ellos mismos, recibiendo a cambio, la amenaza de ser corridos de su trabajo y el mensaje de que estas actividades masivas, se harán a cualquier costo.

Tan es así, que por eso, el día de hoy, de manera absurda e irresponsable, Diaz Mena convocó en Progreso a un censo de pescadores y sabemos positivamente que en días próximos se ha previsto realizar una entrega masiva de apoyos para adultos mayores en Kanasín, donde se pretende reunir alrededor de 1800 personas de la tercera edad, que podrían ser víctimas de contagio, por la obstinación del super relegado de Yucatán.

Esperamos que los alcaldes de todos los municipios de nuestra entidad, procedan de manera sensata y prudente y se nieguen a los despropósitos de Joaquín Díaz Mena, pues estarían poniendo en peligro extremo a los habitantes de sus localidades, pues los eventos masivos facilitan de manera evidente el contagio y más en estos momentos, en los que hemos entrado a la fase dos de la contingencia.

Es preciso que los yucatecos en general, los alcaldes, los diversos órdenes de gobierno, los empleados federales y particularmente los afiliados de MORENA, alcen la voz para pedir el cese fulminante e inmediato de este desquiciado, que en aras de su codicia, su hambre de poder y su afán de protagonismo, se olvida de su deber primordial, que es velar por la salud y el bienestar de sus paisanos.

Sería de risa, si no hubiese una situación tan grave y delicada de por medio, porque Joaquín Díaz Mena parece una piñata: diario se lleva una completa colección de golpes mediáticos de diversos medios de comunicación, que intentamos infructuosamente, hacerlo reaccionar. Pero su soberbia es tal, que no le importa más que hacer su voluntad.

El pueblo yucateco y las autoridades de los demás órdenes de gobierno no deben permitir que la Piñata Díaz Mena, sea la causa de una tragedia en materia de salud en Yucatán. A la Piñata Díaz Mena, lo hacemos responsable de lo que pueda suceder y de las pérdidas humanas que resulten como consecuencia de su necedad, soberbia, afán de protagonismo, codicia y hambre de poder.

Seguimos pendientes…